Las chochas, es una flor comestible que ve el sol tamaulipeco a finales de diciembre, durante enero y febrero en el altiplano tamaulipeco o cuarto distrito que comprende los municipios de Bustamante, Jaumave, Palmillas, Miquihuana y Tula.
Su venta se da por todo el territorio de Tamaulipas, como en zonas cercanas a los mercados como en Ciudad Victoria, donde en los alrededores del mercado “Argüelles”, se puede comprar una bolsita en 25 pesos o un racimo de 50, 70 ó 100 pesos.
Aunque los conocedores entran al "regateo", porque el precio se les hace excesivo, como doña Juana quien dice que le quieren ver la cara de rica, pues quienes las venden no invierten nada, ni las siembran porque es silvestre.
“Recomiendo a los compradores que no se dejen sorprender, unos pesos de ahorro son buenos para poder comprar el complemento: tomate, chile, ajo o unas tortillas”.
Menciona que una bolsita sirve para para una familia de cuatro o cinco personas quienes alcanzan a comer perfectamente.
Se producen solas
Para Ángel Lara, secretario de organización de la CNC Campesina, las chochas son identidad y cultura para la región endémica.
“En esta región se consume muy bien, al igual que el chile piquín son nativos, no se cultivan, en Tamaulipas hay de dos tipos”.
Explicó que la planta se desarrolla en zonas semi desértica, en la zona del llamado Cuarto Distrito y en la parte de la sierra, aunque en la región centro es más robusta, más desarrollada en términos de vigor y es más sabrosa la que se produce acá.
Dijo que hay de dos tipos. "Aquí se le llama pita y arriba le llaman palma".
No hay un estimado que se pueda decir de cuánto es la producción, pues no hay productores, solamente se da y punto.
Alimento nutritivo
De acuerdo con una investigación del Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), las chochas tienen 36 por ciento de proteína, 30 por ciento de carbohidratos y solo 1.9 de grasas, por lo que son de los alimentos más nutritivos.
Y la cocinada
Comentan los que saben de las chochas que la mejor manera de disfrutarlas es evitar que se amarguen y sirviéndolas en su punto.
Doña Bruna Muñiz dice que la que está abierta, se le debe quitar el cabito y lo de enmedio, donde va el polen y se pica; y la que está cerrada debe de quitarse el cabito y picarse también.
“Después de que ya la lavaste, hierves aceite y le echas la sal y la dejas un rato y empiezas a menearla, pero hay que taparla y entonces dejas pasar cinco o diez minutos y picas el ajo y le meneas hasta que estén bien cocidas y nada de amarguras”.
Aunque otras personas consideran que cuando se abren todos los “capullos” ya no está buena para consumo, el punto es cuando está cerrado, es cuando están en su punto para rebanar, cocinar y servir y buen provecho.
EAS