Ya sea para las fiestas navideñas o para cumplir con la encomienda del Día de la Candelaria, como reliquia para agradecer algún favor recibido o por el mero gusto y por tradición, los tamales han formado parte de la cultura gastronómica de México desde la época colonial. Es así como logrando combinar un excelente sazón heredado por su abuelita, de quien aprendió su elaboración, Josefina Resendes Medina, logra combinar su rol de madre-padre, ama de casa trabajadora, con la elaboración y venta de tamales, con los que desde hace más de 25 años ha logrado sacar adelante a sus hijos, que hoy son su orgullo y el motor de su vida.
“Desde 1940 mi abuelita hacía tamales, a mí me gustaba mucho la cocina y me enseñe. Gracias a Dios tengo muchos clientes que han probado mis tamales y ellos mismos me van recomendando. Me gusta hacer las cosas bien con calidad y con los mejores ingredientes”.
El verdadero motivo por el que Josefina vio en la elaboración de tamales una forma de ganarse la vida, fue sacar a sus hijos adelante. En la semana ella trabaja en una fábrica pero los domingos, el día en que pudiera descansar, lo dedica a elaborar este delicioso manjar.
“A mi hijo le dieron una beca en el Tecnológico de Monterrey, salió con mención honorífica del BATEIL (Bachillerato Técnico Industrial de La Laguna) y se irá a Monterrey a seguir su carrera. Tengo una hija que es enfermera, por eso agradezco el tener la posibilidad de tener esta actividad”.
Aunque es en diciembre cuando mayor cantidad de pedidos tiene, todo el año tiene venta. Sea tiempo de frío o de calor, los tamales de frijoles, rajas con queso, pollo con chile verde, asado con chile rojo y chicharrón prensado (estos dos son sus favoritos), por lo que la demanda de tamales ha ido a la alza ya que además atiende eventos o reuniones.
Ella prepara todos los guisados en su casa ubicada en la colonia Ciudad Nazas en Torreón. Aunque cuando son grandes cantidades, Josefina contrata personal adicional que le permita cumplir con esos compromisos de venta. Ha realizado hasta 450 tamales para una reunión. En el mes la temporada navideña de 2019 hizo mil 600 tamales para la cena del 24 de diciembre.
Aún y que la venta de tamales la mantiene a lo largo del año, precisó que en la celebración del Día de la Candelaria el dos de febrero, la solicitud no resulta tan representativa a comparación con la temporada navideña.
Josefina tiene cuatro hijos. Los dos últimos son a quienes ha podido sacar adelante ella sola, mientras que sus hijos mayores ya están casados y han hecho ya su vida de manera independiente. Por el momento, su hijo menor, Javier, con quien se percibe, mantiene un vínculo muy especial, es el que le ayuda en la producción de tamales.
La venta de tamales se incrementa además en las fechas de “reliquia”, como el 28 de octubre dedicado a San Judas Tadeo, a quien desde hace 25 años le dedica su reliquia en agradecimiento por un favor familiar recibido. También le piden tamales para el día de la Virgen de Guadalupe y además complementa el servicio preparando un rico champurrado.
Religiosa y católica, Josefina pide salud para todos. Sabe que si bien hay mucha incertidumbre por las víctimas que ha causado la pandemia en muchas familias, asegura que encomendándose a Dios, todo estará mejor.
De extracción humilde, Josefina comenzó a trabajar desde muy pequeña. Mientras estudiaba la Secundaria y la Preparatoria, a la par, trabajaba en casa. Sus ganas de salir adelante la hizo entrar a la Facultad de Contaduría, pero al continuar trabajando, dejó trunca la carrera. Hoy considera complicado retomar sus estudios. Sin embargo, la prioridad para ella son sus hijos.
“Mi mamá nos enseñó a ganarnos un peso de manera digna a base de trabajo, así vamos saliendo adelante. Poco a poco hemos ido remodelando mi casa; pero le damos gracias a Dios por la salud que tenemos, estoy muy bendecida por él”, finalizó.
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