Los trolelotes pasaron de ser una botana a un alimento rápido para quienes viven bajo las prisas del reloj; preferidos por el público consumidor ante el toque extraordinario que han dado sus manejadores porque siguen conquistando el paladar de comensales locales y del turismo.
El proceso de preparación parece simple, pero el talento es solo de pocos; muchos conocemos los ingredientes, elote hervido que va directo a un vaso desechable, seguido por la mezcla de mantequilla, mayonesa, jugo de limón y queso fresco, único en esta región huasteca.
Rosita abre la tapa de esa olla de aluminio que guarda cientos de granos de maíz, ese olor tan exquisito llama la atención de quienes transitan por la calle Carranza esquina con Benito Juárez en Ciudad Madero.
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Es esta ciudad, asiento de la joya más hermosa que luce Tamaulipas a los ojos de los visitantes, la playa Miramar, un sitio donde no pueden faltar los trolelotes.
Es del elote que el comerciante encontró la forma idónea de hacer negocio, al que se sumaron más protagonistas, creadores de una diversidad de salsas mezcladas con las que acompañan a este producto que a lo largo de 20 años, es una alternativa más para probar y hacerla parte de la vida cotidiana.
El Dato.Así le llaman en otros estados
En Tamaulipas son trolelotes, en la Ciudad de México le dan el nombre de "esquite", mientras que en Monterrey, Nuevo León, le llaman "elote en vaso".
Salsas, la fórmula perfecta
La cronista de Ciudad Madero, Carolina Infante Pacheco, dice que México como país es reconocido y particularmente envidiado por su consumo de chile, principal esencia en su gastronomía.
Precisamente, la fórmula perfecta en la transformación del trolelote tiene que ver con sus salsas. Lo tradicional era ponerle chile en polvo, las nuevas ideas alternaron una manera más de llamar la atención de su fiel consumidor.
Ahora, el trolelote puedes combinarlo con salsas a tu gusto o ponerle de todas y en la cantidad que lo desees, desde aquella hecha con limón y chile en polvo, chile de árbol, chamoy, cacahuate, ajonjolí, habanero, piquín, donde también se le agregó queso amarillo y la salsa "Valentina".
Desde su tamaño chico, hasta de vaso de litro o en plato es como el público puede pedirlo, a toda hora y en todo momento.
Su popularidad en los años 80’s
Si debemos retroceder el tiempo, tendríamos que recordar los años 80 e incluir en este capítulo a la plaza Isauro Alfaro, sitio donde comenzó la popularidad de los trolelotes.
“En Madero le dan ese toque especial distinto, de instalarse en la plaza y llegar a ser líderes en la venta de trolelotes”, destaca la cronista de Ciudad Madero.
Refiere que se convirtieron en una tradición que en ninguna otra parte del mundo se puede igualar, gastronomía que ha evolucionado para darle sabor y que no es extraño ser líderes en este producto.
"Madero era considerada la capital petrolera, ahora es un destino vital de vacacionistas que mantiene el 75 por ciento del turismo del noreste del país y el segundo en turismo carretero a nivel nacional. Somos más que playa, más que petróleo, ahora ofertamos gastronomía y negocios, nos hemos convertido en prestadores de servicio”.
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El presidente del Consejo Empresarial, Comercial y Turístico (Cecotur), Ramón Gómez Narváez, comenta que el éxito que han tenido los vendedores de trolelotes que estuvieron ubicados por mucho tiempo en la Plaza Isauro Alfaro, fue emulado e introducido al máximo paseo, pero finalmente los más buscados han sido los que se mantienen en el corazón de la ciudad.
“Encontraron formas de diversificación en vez de ver negatividad en el cambio y han buscado igualarlos pero la gente siempre regresa a la zona centro”.
De izquierda a derecha sobre la calle Carranza, el consumidor los sigue buscando, en el presente y en el pasado cuando fueron reubicados por la administración municipal 2002-2004, que encabezó Joaquín Hernández Correa, hijo del ex líder petrolero "La Quina".
El líder de Cecotur los califica como sobrevivientes, porque incluso marcaron tendencia al vender presentaciones de un litro.
El origen del trolelote en Tamaulipas
Existen dos referencias en internet que aseguran que el nacimiento del trolelote ocurre en un negocio ubicado en la zona centro de Tampico de nombre “Elotes Micky”, que primero los vendió como “elotes estilo americano”, en los años ochenta.
Y quien fusionó “trolebuses” que eran raspados de sabores con elotes, con lo que se creó la palabra “trolelote”
Mientras que el otro punto de referencia es Ríoverde, San Luis Potosí, reconocida zona productora del elote.
El libro "Andares en mi San Luis Potosí", describe una antigua terminal de autobuses donde servían elote desgranado hervido en agua, al que le mezclaban mayonesa, mantequilla, crema, chile seco en polvo, salsa de piquín o árbol, sal y limón, revuelto en un plato.
Precisamente el elote desgranado es metido en una vaporera con suficiente agua, como aquellas que se utilizan para los tamales.
La olla se pone en un asador en brasas, ligado a un carrito adaptado para este servicio.
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Sería raro no ser atraídos por el trolelote, pues al momento en que se destapa la olla, es exquisito el olor de este manjar que en su momento fue ofrendado a los dioses del antiguo pueblo mexicano.
Y es que desde la época prehispánica, el maíz, elote o mazorca como se le conoce ha tenido una relación única en los alimentos básicos, comenzando con la tortilla y masa.
Según el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, el hombre fue creado por los dioses a partir del maíz y las mazorcas que no eran utilizadas en los rituales sagrados lo destinaban para el consumo.
El elote que en náhuatl significa elotitutl (mazorca tierna), es referente del campo y gastronomía mexicana que ha conquistado el paladar del extranjero por su popular forma para consumirlo.
Rosita y su negocio de trolelotes familiar
Rosita es parte de los vendedores de trolelotes en la zona sur de Tamaulipas. Cuenta que desde su infancia ha estado ligada al elote, porque su abuelo Fortunato Banda, lo sembraba, cosechaba y vendía en los mercados de Tampico y norte de Veracruz, cuando todavía ni existía el puente, hoy máximo emblema del sur de Tamaulipas.
“Mi abuelo lo transportaba en canasta hasta los mercados de Tampico y hasta pasaba el río porque en ese tiempo aún no existía el puente”, recuerda.
Fue ahí donde nace la idea de hervirlos para ofrecerlos con chile y limón, mientras que su mamá, prefirió hacer “chamiles o cuiches” (tamales de elote).
La vida de esta comerciante la llevaría a formar parte de los vendedores en la plaza. Indica que para estar en el gusto del público tuvieron que adaptarse a los cambios que surgían para hacer más atractivo el trolelote.
Lo que implicó agregar el elote hervido a sopas instantáneas, frituras, palomitas y tostitos nachos, donde el queso blanco y amarillo los caracteriza.
“La mejor satisfacción que podemos tener mi familia y yo, es que el público vuelva, que el objetivo con el que iniciamos por la mañana se vea reflejado en el gusto del consumidor hacia un producto hecho por nosotros”.