¿Una copa de vino azul, señor? La pregunta podría alterar a cualquier viticultor en Francia donde el vino es más una forma de vida que una simple bebida, pero en la ciudad sureña de Sete los consumidores están encantados.
En los restaurantes y bares de playa de la ciudad a orillas del Mediterráneo, los vacacionistas han bebido ya las primeras dos mil botellas del chardonnay color turquesa.
Ahora Rene Le Bail, el empresario que promociona el vino de procedencia española, ha recibido un pedido de 600 mil botellas.
"Me recuerda a algo, no estoy seguro si es fruta pero me hace pensar en, no sé, quizás los dulces de mi infancia", dijo un cliente en un restaurante que se identificó como Frederic.
¿Cómo logran que sea azul?
El vino es filtrado a través de cáscaras de uvas tintas que contienen un tipo particular de antocianina, un pigmento natural en la fruta, que le otorga un color azulado eléctrico.
Le Bail promociona el vino azul de un viñedo en la región española de Almería que según dice expresa aromas a cereza, frambuesas y maracuyá.
No es el primer vino azul que se comercializa en España. En 2016, la empresa local Gik desarrolló un vino con una profunda tonalidad zafiro. Pero ahora, la botella que indica "vin blue" y que se vende bajo las estrictas normas de etiquetado de Francia se agotó rápidamente en las tiendas del país.
Le Bail consiguió sortear las numerosas regulaciones francesas con una designación ingeniosa, al nombrar la botella "Vindigo". Cada unidad se vende a 12 euros, unos 260 pesos.
En un país donde el vino rosado había sido por décadas visto como el primo pobre de los tintos y los blancos antes de ponerse de moda en los últimos años, no todos comparten la convicción de Le Bail sobre el valor del mosto azulado.
"Tiene un aroma un poco pesado", dijo Philippe Delran, un comerciante de vino en Sete que parecía escéptico ante su primera copa de "vin blue". "Necesita más trabajo", añadió.
mrf