Los pisos de mármol, los vitrales y las lámparas de cristal Murano del Hôtel Lutetia siguen reluciendo como lo hacían en 1910, cuando abrió sus puertas en Boulevard Raspail, en París. El concepto nació junto a la emblemática tienda Le Bon Marché, con la idea de que ciertos clientes importantes tuvieran un lugar en donde hospedarse después de un largo día de compras. No pasó mucho tiempo para que se convirtiera un favorito de personalidades como Ernest Hemingway, Samuel Beckett, James Joyce, Pablo Picasso, Henri Matisse, Serge Gainsbourg, Miles Davis o Sonia Rykiel, quien rediseñó los interiores pretendiendo recuperar el estilo art déco de décadas anteriores.
Los arquitectos Henri Tauzin y Louis-Hippolyte Boileau eligieron construir sobre los restos de una abadía. Encargaron a escultores la creación de la llamativa fachada art nouveau, que se ha convertido en un símbolo del sexto distrito de París.
El hotel tiene 184 habitaciones, incluidas tres suites inspiradas en algunos de los huéspedes más emblemáticos del establecimiento, empezando por Josephine Baker, que inauguró la era del jazz en el bar del hotel, que también lleva su nombre. Baker era la artista estadunidense más exitosa que trabajaba en Francia. Ernest Hemingway la definió como “la mujer más sensacional que jamás se haya visto”. El Bar Josephine es homónimo de uno de los íconos más liberales y originales de los locos años 20.
La segunda suite toma su nombre de Isabelle Huppert, la actriz francesa cuyo espíritu representa una delicada mezcla de inteligencia, libertad y elegancia. Como un apartamento parisino, esta habitación se inspira en la alta costura; se manifiesta en pequeños toques y se impregna en cada detalle. Como tal, la actriz ha querido inyectar una parte de sí misma, de su sofisticación precisa: la de los objetos, íconos de una vida parisina y recuerdos personales como su propio vestido de Yves Saint Laurent. Se trata de un espacio a su imagen luminosa y refinada. Con su alcoba de madera de Macassar, cuarto de baño de mármol, amplio vestidor y muebles de Walter Knoll.
Uno de los directores más reconocidos en la historia del cine, Francis Ford Coppola, es la inspiración de la tercera y última suite especial de este histórico hotel. La brisa y el sol se cuelan por la intrincada distribución al abrir de par en par ventanas y puertas balconeras. Un generoso salón se extiende hacia una terraza amueblada, perfecta para desayunar en las mañanas soleadas. El opulento dormitorio contiguo está decorado con suaves sábanas y cortinas francesas, mientras que el baño principal es de mármol de Carrara. Los rincones están decorados por obras de arte de la colección privada de Coppola: desde fotografías hasta algunas partes sin filmar del guión de El Padrino.
El Hôtel Lutetia sigue siendo un tesoro histórico que ha resistido el paso del tiempo con esplendor. Su rica historia dejó una huella imborrable en la escena cultural y artística de la Ciudad de la Luz. Mientras tanto, una mezcla de personalidades del mundo de la literatura, el arte, la moda y la política continúan llamando a este histórico recinto su lugar favorito en París. _
mrevistademilenio.com
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