Después de medio siglo marcando con una extravagante creatividad y un espíritu transgresor el mundo de la moda, el diseñador francés Jean Paul Gaultier se despidió este miércoles en París de las pasarelas, arropado por sus musas como Rossy de Palma y Mylene Farmer.
Gaultier había anticipado una gran fiesta con "muchos amigos" y no defraudó. En el elegante teatro musical de Châtelet, con una orquesta y cantantes en vivo, el otrora enfant terrible de la moda presentó más de 200 diseños en un ambiente de euforia, con modelos sonrientes y ademanes exagerados, y un público que aplaudió con vítores a lo largo de más de una hora.
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El diseñador, de 67 años, había anunciado el viernes por sorpresa que este sería su último pase, si bien señaló que su firma, propiedad del grupo español Puig, continuaría con un proyecto que sería anunciado próximamente y del que él era el "instigador".
"La moda tiene que cambiar"
"Creo que la moda tiene que cambiar. Hay demasiada ropa, ropa que no sirve para nada. No la tiren, recíclenla", escribió Gaultier en una nota distribuida entre el público, argumentando al menos parcialmente su decisión de poner punto y final a los desfiles.
"Esta noche, verán mi primera colección alta costura +upcycling+; abrí los cajones", añadió en alusión a la técnica que consiste en utilizar viejas prendas para darles una nueva vida.
Antes de que Rossy de Palma, Mylene Farmer y las hermanas Bella y Gigi Hadid desembarcaran en la pasarela luciendo las últimas creaciones a base de jeans, cinturones de cuero, pero también seda y tul, el desfile abrió con la representación de un funeral, con figuras vestidas de negro estáticas.
Y mientras el inglés Boy George actuaba, un ataúd irrumpió en el escenario con dos pechos cónicos pegados a la tapa. Una corona de flores rezaba "La moda para siempre".
Al llegar al final del desfile, el telón se subió para mostrar los bastidores y a Gaultier con un mono azul de trabajo, arropado por sus colaboradores, que acabaron llevándolo a hombros y colmándolo de besos.
El pase tuvo lugar en el marco de la Semana de la Moda de la Alta Costura, un selecto club al que su firma pertenece junto a otras 15 marcas, como Dior y Chanel.
"Inconformista"
Subversivo y libre, Gaultier es uno de los modistos más importantes de todos los tiempos, al haber sacudido los cánones de belleza tradicionales y haber dado cabido a todas las orientaciones sexuales mucho antes que los demás. También se adelantó a la fusión de géneros.
En los años 1980, revolucionó la moda a golpe de geniales creaciones, como el corsé de pechos cónicos que lució Madonna, la falda para hombre o la camiseta marinera, a la que dio una nueva vida en recuerdo de su abuela, que lo "vestía de azul".
Gaultier hizo de sus desfiles un mundo aparte: lejos del tradicional formato rígido de la pasarela, lo suyo fueron espectáculos rebosantes de excentricidad y osadía, más cercanos al cabaret.
"Diseñador inconformista busca modelos atípicas. Rostros deformes no abstenerse", rezaba un anuncio que publicó en la prensa en los años 1980.
Así, invitó a la pasarela a hombres mayores, mujeres con sobrepeso y en 2014 hizo desfilar a la drag queen Conchita Wurst.
También creó el vestuario de películas como La mala educación y Kika, de Pedro Almodóvar, El quinto elemento de Luc Besson, y colaboró con sus coloridos diseños en el Carnaval de Río y en el Día de los Muertos de México.
Muchos lo consideran su referente histórico, como el diseñador español Alejandro Gómez Palomo, cuya marca Palomo Spain triunfa en París desde hace dos años.
¡Todos bellos!
"Jean Paul Gaultier tenía 17 años cuando entró a trabajar conmigo, creía en él y sigo creyendo en él. Es el único al que apoyé", recordó recientemente su mentor Pierre Cardin.
En 2018, defendió que "todo el mundo es bello" en su espectáculo autobiográfico Fashion Freak show en París. Su éxito le habría dado alas para ir más allá de las Semanas de la Moda, según algunos observadores.
"Hace muchos años que oíamos decir a Gaultier 'tengo que tomar una decisión, el momento llegará'. El espectáculo le dio perspectivas de futuro", según el historiador de la moda Olivier Saillard.
"Era muy bonito ver al público reírse, llorar, sentirse en comunión con él. Es más alegre que un desfile de moda que dura 11 minutos, con la gente tomando fotos con sus teléfonos y apenas aplaudiendo", agregó.
Para este experto, Gaultier continuará "construyendo apariencias, pero de otra manera".
amt