Las ardillas, del bosque al asfalto, maestras de la adaptación

Día de la ardilla

Estos pequeños roedores, generalmente asociados con entornos boscosos, han encontrado un hogar inesperado en parques, jardines y calles.

Ardillas. | Sergio Sánchez
Idalia Gómez
Tampico /

A lo largo de la historia, las ardillas han cautivado a las personas con sus acrobacias, colas esponjosas y expresiones curiosas. Estos pequeños roedores, comúnmente asociados con bosques y parques, han demostrado ser maestros en la adaptación, desafiando las expectativas al expandir su territorio a entornos urbanos en todo el mundo.

En los últimos años, la presencia de ardillas en áreas urbanas ha aumentado notablemente, desafiando la noción de que estos animales se limitan a los confines de la naturaleza. Ciudades como Tampico, Tamaulipas, se han convertido en el escenario de un fenómeno donde las ardillas han decidido llamar hogar a calles, parques y jardines, desatando la curiosidad y fascinación de residentes y expertos por igual.

El comportamiento urbano de las ardillas no es exclusivo de una región en particular; en ciudades de todo el mundo, desde Nueva York hasta Tokio, las ardillas han demostrado su capacidad para adaptarse a entornos urbanos, encontrando refugio en parques, jardines y hasta en los tejados de rascacielos.

La razón detrás de este desplazamiento hacia lo urbano se atribuye a la combinación de factores, incluyendo la búsqueda de alimento, la falta de depredadores naturales y la adaptabilidad inherente de estos pequeñitos.

Si has visto la película de “Locos por las nueces”, es un ejemplo algo gracioso sobre el comportamiento de las ardillas y su adaptabilidad.

La interacción entre humanos y ardillas ha generado momentos encantadores y ha inspirado a la comunidad a compartir sus encuentros en redes sociales, convirtiendo a estas criaturas peludas en estrellas de internet.

Sin embargo, los expertos también advierten sobre la importancia de mantener un equilibrio, evitando alimentar a las ardillas con alimentos no adecuados y respetando su comportamiento natural.

A pesar de las dudas iniciales sobre cómo estas intrépidas criaturas se adaptarían a la vida urbana, la convivencia entre humanos y ardillas ha demostrado ser en gran medida pacífica y hasta enriquecedora. A medida que las ciudades continúan evolucionando, las ardillas, con su capacidad para adaptarse y sorprender, se han ganado un lugar en la trama urbana, recordándonos que la naturaleza puede encontrar su camino incluso en el corazón del asfalto.


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