Porque en Italia hay muchos más lugares que visitar además de Roma, Florencia y Venecia, decidimos hacer un recorrido por cuatro pueblos italianos de los cuales quedamos fascinados, pues cada uno guarda la esencia del pasado romano, de la división de los reinos y la unidad europea en los últimos 20 años.
Treviso
Cuando analizamos el mapa, decidimos hacer base en este pueblo ubicado unos 30 kilómetros al norte del Aeropuerto Internacional de Venecia.
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Treviso es un pueblo lleno de historias, y se puso en la mira internacional hace ya muchos años debido a que aquí se inició el emporio United Colors of Benetton.
Su arquitectura es imponente y la gente es muy amable, acostumbrada a convivir con extranjeros dado el impacto turístico de la región.
En sus calles, que rodean la Piazza dei Signori, hay decenas de cafés y restaurantes que ofrecen comida local. Hay un lugar que merece mención especial: la Osteria dalla Gigia, un pequeño local donde la gente pasa por pizza y vino. Casi no hay turistas y es una delicia para el paladar, a precios muy económicos.
Padua
- Torre dell'Orologio.
A 60 kilómetros al suroeste de Treviso, se encuentra la ciudad de Padua (Padova, si lo quieres pronunciar en italiano). Quizás lo que más se conoce en todo el mundo de esta ciudad, es que aquí hizo su obra religiosa San Antonio de Padua, un hombre portugués que pasó a la historia como uno de los primeros santos canonizados de la iglesia católica. En honor a este santo, se erigió un templo de magnitudes impresionantes en donde permanecen sus restos, y que es un punto de peregrinación religiosa muy importante en Europa.
Más allá de la cuestión divina, la pequeña ciudad tiene varios museos que son dignos de visitarse, como el del Observatorio Astronómico, el Cívico de la Ciudad, el de la Herencia Judía y el de la Historia Médica. Como verás, son muchos para un pueblo tan pequeño.
Caminando en el centro se dejan ver callejones estrechos entre plazas; enormes palacios; corredores comerciales y gastronómicos, donde las pastas hechas artesanalmente son lo más atractivo.
Chioggia
A 75 kilómetros al sur de Treviso, sobre la costa italiana, se ubica Chioggia, un puerto que sigue siendo prioritariamente pesquero y donde casi la mitad de sus avenidas son canales, como en Venecia. Si bien no tiene palacios y enormes edificios, sus casas –algunas aún de madera— dan idea de la vida alrededor de los canales.
Hay un mercado central que abre muy temprano para vender la pesca del día, por lo que desde las 6:00 am puedes comprar lo que será tu almuerzo.
La catedral de Santa María de la Asunción tiene todas las características de las iglesias cristianas primitivas de la antigua Roma. Sobre su avenida principal, llamada Corso del Popolo, hay comercios que aún venden artículos locales y no solo souvenirs, a diferencia de Venecia. A espaldas, los dos canales principales dibujan el entorno entre viejos puentes y balcones con viejas góndolas y lanchas pasando por debajo. En días claros se ve a lo largo la gran laguna de Venecia que, en realidad, es un brazo de mar.
Palmanova
- Catedral de Palmanova.
Ubicada a 98 kilómetros al noreste de Treviso, está Palmanova, una ciudad hecha al capricho de los poderosos venecianos, para defenderse de los constantes ataques otomanos. Se edificó como una fortaleza nonagonal, con grandes calles que llegan hasta la plaza central en forma de hexagono.
Esta pequeña ciudad es una joya histórica y arquitectónica; su construcción inició en 1593 y, desde su fundación, fue disputada durante siglos por numerosos imperios.
Hoy en día, la plaza, en lugar de estar llena de militares y cañones, tiene cafés y enotecas en sus viejas casonas. Vale la pena visitar el Palacio del Ayuntamiento, el Museo de Historia Militar y, por supuesto, la enorme Catedral, que se ve desde cualquier rincón de la ciudad.
Unos minutos al norte de Palmanova está la ciudad de Udine, que también vale la pena visitar para conocer más de la historia, gastronomía y arquitectura de la región.
¿Cómo llegar?
Para iniciar nuestro recorrido, llegamos al Aeropuerto Internacional Marco Polo, a media hora de la ciudad de Venecia. Las mejores tarifas y horarios los encontramos con Air France vía París y con KLM vía Ámsterdam, desde la Ciudad de México. En ambos casos fueron menos de 16 horas de viaje.
Para quien ya está en Europa, llegar a la zona es muy sencillo, prácticamente todas las aerolíneas europeas –tradicionales y de bajo costo— llegan hasta el aeropuerto de Venecia, ya sea de forma directa desde las grandes ciudades o con escala desde algún otro rincón del continente. La conectividad por tren también es muy eficaz desde cualquier latitud europea.