Una de las fechas más celebradas por los mexicanos es la llegada de los Reyes Magos. Desde chiquitos crecimos con la historia de que son tres hombres que viajaron desde el Lejano Oriente para entregarle oro, incienso y mirra al Niño Jesús.
Con el tiempo y gracias a sus poderes mágicos, podían visitar las casas y darle regalos a los niños que se portaban bien. Pero eso es lo que cuenta la leyenda… pues en realidad se sabe muy poco de su verdadero origen.
- Te recomendamos Opciones ecológicas para mandar tu carta a los Reyes Estilo
Mientras algunos apuntan a que en realidad eran sacerdotes, otros señalan que no hay registros sobre el número exacto de cuántos hombres fueron los que hicieron la procesión e incluso se desconoce qué estrella fue la que los guió, pues es muy poco probable que haya sido la de Belén.
Estos, son algunos de los mitos que envuelven la figura de los Reyes Magos.
Su origen
De todos los Evangelios que componen la Biblia, sólo el de Mateo los menciona. Pero este apóstol no indica cuántos eran, de dónde provenían y mucho menos su raza. Es gracias al Evangelio que sabemos que se guiaron por una estrella y que buscaban al rey de los judíos.
¿Cuántos eran?
La conclusión de que eran tres reyes magos se dio gracias a la cantidad de regalos que Mateo citó en su Evangelio. La creencia cobró popularidad gracias a una recopilación de cuentos y leyendas cristianas llamado Liber Pontificalis, que reafirmó la tríada de los Reyes Magos con la relación que se hizo con la Santísima Trinidad.
Algunos teóricos e historiadores señalan que los Reyes Magos podrían haber sido entre dos y sesenta hombres y mientras en Oriente se habla de 12 magos, en occidente son tres.
En resumidas cuentas. No se sabe a ciencia cierta cuántos fueron.
¿De verdad eran reyes?
Su estatus de realeza se debe a una mala interpretación del Salmo 72 en el que se menciona “Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes. De ahí que se crea también que venían del Lejano Oriente.
¿Y magos también?
Todo parece indicar que no y la confusión se debe también a un error, esta vez de traducción de la palabra magi —plural de magus—, que se refiere a los sacerdotes o seguidores del zoroastrismo o mazdeísmo, una religión persa fundada por el profeta Zoroastro.
Por su parte, el historiador Joao Scognamiglio señala en su libro Lo inédito sobre los evangelios que en la época en la que Mateo escribió su aportación a la Biblia, la palabra mago hacía referencia a una casta religiosa de los persas; por lo que lo más probable es que los reyes magos fueron en realidad sacerdotes o astrólogos originarios de Babilonia o Persa.
¿Se guiaron por la estrella de Belén?
Nadie sabe a ciencia cierta. Los registros no muestran una estrella tan brillante que coincida con la fecha establecida del nacimiento de Jesús (25 de diciembre, pues hay que recordar que hay investigadores que señalan que en realidad nació en primavera).
Algunos piensan que podrían haber estado siguiendo un cometa y otros más señalan que tal vez fueron testigos de la muerte de una estrella cercana que, debido a la cantidad de energía liberada, su brillo permaneció por varios días.
Sus nombres y raza
Si Mateo no mencionó ningún nombre, ¿cómo es que los conocemos como Melchor, Gaspar y Baltazar?
Un mosaico del siglo VI de la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena Italia, podría ser la clave y es que es la primera obra en donde se menciona –o en este caso, se ven- los nombres hebreos: Magalath, Serakin y Galgalath.
En ese entonces, los Reyes Magos eran representados todos de la misma edad y raza. Con el tiempo y en un intento de la Iglesia de incluir a todas las razas y personas, se determinó que uno de ellos sería de raza negro y sería un joven, un hombre de mediana edad y uno de edad avanzada.
El cuarto Rey Mago
Aunque ya dijimos que no se puede llegar a un consenso del número real de Reyes Magos que visitaron a Jesús, nos quedaremos con la versión oficial que menciona tres. Sin embargo, el teólogo presbiteriano Henry van Dyke decidió desafiar las reglas y en 1896 publicó un cuento navideño en el que hablaba del otro rey mago. Según cuenta, éste se llamaba Artabán y no llegó con Jesús porque se desvió para cuidar un viejo moribundo. Al llegar tarde a Judea, fue apresado y encerrado en un palacio de Jerusalén.
mrf