Richard van der Laken ha estado a la vanguardia de la innovación en el diseño. Además de su agencia De Designpoliti, tiene la columna visual “Gorilla”, que se publica todas las semanas en el principal periódico holandés, y en 2011 fundó What Design Can Do, una iniciativa global que abarca una fundación, programas de innovación y series de conferencias, en la que Van der Laken propone una filosofía social, ecológica y políticamente responsable para aprovechar la naturaleza del diseño orientado a soluciones para ayudar a afrontar —y abordar— causas globales urgentes, como el cambio climático.
¿Cuál es tu papel como diseñador?
Quiero ser un diseñador comprometido. Me parece importante que mis colegas y yo encontremos un significado en nuestro trabajo. Queremos contribuir a una sociedad más honesta, más justa y más transparente para todos. Pienso en el diseño gráfico como un servicio de traducción: desarrollamos lenguajes para que una persona, una empresa u organización pueda contar su historia.
Y sentí la necesidad de explorar lo que estaba más allá del diseño orientado a servicios. Siempre me preguntaba: ¿cuál es el núcleo de mi trabajo?, ¿cuál es el potencial de mi disciplina? Así nació What Design Can Do hace 10 años con mi socio Pepijn Zurburg. Organizamos una conferencia en Ámsterdam, a la que invitamos a personas de todo el mundo para discutir el rol del diseño, y ahora estamos ejecutando múltiples programas a escala global, con el único objetivo de apoyar a los diseñadores en su impacto en los problemas sociales y ambientales, como lo es el desafío No Waste Challenge.
Hablando de este desafío, está muy cerca la fecha límite para enviar propuestas. ¿Qué es exactamente?
No Waste Challenge es un concurso de innovación creativa en el que invitamos a diseñadores y creativos, innovadores e iniciadores, y también a estudiantes para que presenten nuevas ideas para abordar los problemas de residuos. Hay dos cosas que para nosotros son vitales: primero, las ideas deben estar impulsadas por el diseño, de modo que la creatividad y el diseño estén a la vanguardia de su impacto. Y segundo, nos estamos centrando en el tema del desperdicio porque es uno de los mayores problemas de nuestro tiempo y del diseño.
¿Tienes la esperanza de que el “buen diseño” esté ganando y la gente quiera hacer cosas más positivas en el planeta?
En una palabra, sí. Creo que muchas cosas ya han cambiado. Pero, por supuesto, y de nuevo quizás esto sea un cliché, estamos ejecutando este Challenge porque no es suficiente. Los eventos climáticos devastadores ya son tan masivos, tan inmensos que no podemos simplemente confiar en el futuro y pensar que todo estará bien.
La fundación de What Design Can Do cumple 10 años. ¿Cuál crees que es su logro constante, de qué estás más orgulloso y cuál crees que es el mayor desafío en el futuro?
Cuando comenzamos toda esta idea del impacto que el diseño tiene en los problemas sociales no era un pensamiento común. Uno de nuestros grandes logros es que fuimos de las primeras organizaciones que empezó a concientizar a personas, organismos e instituciones gubernamentales sobre este rol del diseño. Hoy nos cuestionamos: “Ya podemos hablar mucho sobre el impacto del diseño en la sociedad, pero tal vez ahora tengamos que predicar”. Y por esa razón comenzamos el programa Challenge. Nuestro gran desafío en los próximos años es descubrir cómo vamos a lograr un impacto real, medible y tangible. Aquí es donde el diseño marca la diferencia y nos ayuda a lograr los objetivos de crear una sociedad más sana y justa. Es un desafío difícil, pero que realmente espero con ansias.
bgpa