Faltan siete días para Nochebuena y tus planes de perder algo de peso para caber en la ropa de fiesta o, como mínimo, compensar los desastrosos efectos de las comilonas que vienen, no han funcionado.
Por si fuera poco, en las últimas semanas no has perdido ni un gramo. ¿Es posible hacer algo y sin morir en el intento? ¿O nos entregamos a la lujuria gastronómica sin más, le pese a quien le pese (vamos, a ti)?
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Pues sí, es posible hacer algo. Desde luego, ese algo no es adelgazar cinco kilos en una semana, pero sí puedes perder entre un kilo y kilo y medio con un poco de disciplina, haciendo más racionales tus comidas y, por encima de todo, las cenas.
Recopilamos las fórmulas más demostradas para quitarte calorías de encima.
- Tatúate esto, aunque sea con pluma. Muchos carbohidratos por la mañana, pocos por la noche. Los hidratos de carbono son el combustible que tu cuerpo necesita para estar activo, moverse, pensar. Así que si desayunas un café con leche, jugo y una rebanada de pan con aguacate, pues fantástico, pero ni se te ocurra hacer nada ni remotamente parecido por la noche. Proteína animal magra (pescado, pollo al horno o a la plancha con poquísimo aceite, huevo duro o revuelto) con guarnición vegetal baja en caloría como espinacas, acelgas, lechugas variadas o ejotes es la opción.
- Ni se te ocurra cenar queso. Ni el queso menos calórico te ayudará a conseguir tu objetivo si te lo comes por la noche (¡476 calorías tienen sólo 100 gramos de queso curado). El que menos tiene, el queso blanco fresco, tampoco es que sea un santo, ¡100 calorías por cada 100 g!
- Abandona esa cosa llamada jamón york, que siempre te han contado que es ideal para adelgazar. Si quieres una razón, basta con leer su etiqueta. Puede llevar azúcar, fécula de patata, almidón, proteínas vegetales...
- Un sándwich no es una cena ligera. Un sencillo emparedado de jamón y queso te deja con un hambre por lo que es probable que comas otra cosa. Además, sumando el jamón, más el queso más el pan podrían sumar hasta 340 calorías, además de muchos carbohidratos.
- Nada de fruta por la noche. Resérvala para la mañana, incluso para el mediodía. La fruta es muy sana, sí, pero tiene mucha azúcar, en su forma fructosa, así que comerla abre el apetito. Un estudio realizado en 2015 en la Universidad del Sur de California y dirigido por la doctora Kathleen A. Page, apuntó que la fructosa no ayuda a tener sensación de saciedad, sino todo lo contrario. Así que si cenas solo fruta, al cabo de media hora puedes tener hambre de nuevo.
- Cena vegetales muy llenadores y poco calóricos. La clave está en la fibra y también en el agua. Los champiñones crudos, por ejemplo, abultan mucho, pero su carga calórica es mínima (22 calorías los 100 g). Los espárragos blancos, por su parte, tienen solo 18.79 calorías por cada 100 g. Tienen tanta fibra que el cuerpo debe invertir mucha energía en procesarlos. Otros buenos aliados de las cenas son las calabazas, con solo 20 calorías por cada 100 g, igual que la coliflor.
El alcohol... Sí, ya lo sabes, engorda mucho. Pero unos más que otros. El vino (83 calorías/100 g), más que la cerveza (43 calorías/100 g) y ésta, más que la sin alcohol (37 calorías), por ejemplo. La conclusión está clarísima, ¿no? Resérvate un poquito para navidades...
mrf