Una mujer en la camilla de un hospital, la rodean al menos 20 médicos y enfermeras, su gesto es de fatiga, está a punto de dar a luz. La algarabía alrededor no es por el bebé que está llegando al mundo, sino por la llegada del Año Nuevo.
Gorritos de fiesta, celulares tomando video, sonrisas y gritos, la cuenta regresiva no podía faltar en una fiesta de la que la mujer, al centro de la sala del Hospital Roosvelt Guatemala, no participa.
Aunque los médicos y enfermeras están reunidos alrededor de la paciente, no le prestan atención
“5, 4, 3, 2, 1…”, al primer segundo del 2019 todos en la sala gritan y celebran por recibir al primer bebé del año, mientras la agotada madre sigue como personaje secundario de un video que se ha viralizado en redes sociales y por el cual, distintas asociaciones civiles han denunciado al hospital de violencia obstétrica.
Según el Grupo de Información en Reproducción Asistida (GIRE), la violencia obstétrica consiste en cualquier acción del personal del Sistema de Salud que cause daño físico o psicológico a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, esto incluye falta de acceso a servicios de salud y un trato cruel, inhumano o degradante.
“La violencia obstétrica es producto de un entramado multifactorial en donde confluyen la violencia institucional y la violencia de género”, dice el informe último informe publicado por la organización.
Una de las principales recomendaciones de la
Organización Mundial de la Saludpara garantizar el apoyo y cuidado de las mujeres durante el embarazo y el parto
es respetar la privacidad, dignidad y la confidencialidad de las pacientes.
alec