En este lugar del Caribe, tan peculiar como la creatividad que corre por las venas de Carla y desemboca en sus diseños, conocemos los motivos por los que ha montado sobre la pasarela el trabajo artesanal de los textiles mexicanos. “La tradición no es estática, la moda no es efímera”, comenta sobre la alta costura que proviene de las montañas, selvas y desiertos de nuestro país. Ferviente defensora de los derechos de los pueblos originarios y siempre vocera en contra de la apropiación cultural, plasma en su manifiesto de la moda la importancia de la ética y un sistema de trabajo justo.
Su aventura en el mundo de la moda comenzó desde su infancia. Viajó por varias comunidades indígenas mientras acompañaba a su padre Miguel Ángel Fernández, quien en ese momento era director de museos del , y en esos recorridos tuvo su primer acercamiento con quienes ahora son sus colaboradores en Taller Flora y su marca homónima. Y aunque estudió Historia del Arte, su destino finalmente la llevaría a lo que es su pasión: diseñar ropa, trabajarla en colaboración con dichas comunidades y brindarles exposición internacional.
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El trabajo que Carla realiza con Taller Flora se hace en conjunto con diseñadores y artesanas, con la finalidad de que potencien su creatividad permaneciendo fieles a su metodología tradicional, sigan un modelo de sustentabilidad y, ante todo, logren la equidad y una retribución justa por su trabajo.
La naturaleza es otro de los principios básicos en su forma de trabajo, ya que el origen de sus piezas se encuentra en la tierra. Los elementos que se utilizan en las fibras, los hilos y los colores de sus telas provienen de ella.
Ganadora del Premio Príncipe Claus, que reconoce a artistas cuyas acciones culturales tienen un impacto positivo en el desarrollo de sus comunidades, Carla es una de las mujeres más creativas y talentosas que ha logrado colocar a México en el mapa internacional bajo un manifiesto de la moda propio. Es autora del libro El manual de la diseñadora descalza, pieza clave en la disyuntiva entre la modernidad y el tradicionalismo. En él se presenta la opinión de la diseñadora sobre el tema, y a la par describe el trabajo que se realiza en Taller Flora.
Recientemente, en la Semana de la Moda en México, Carla presentó la colección con la que celebró 15 años como marca de moda y 30 de colaborar creativamente con 164 artesanas y artesanos en 13 estados de la República Mexicana, en 27 localidades y con 40 técnicas artesanales distintas.
Como parte de una fusión entre arte, moda y tradición, Carla nos muestra una colección enfocada en Marina, quien fuera La Malinche: piezas llenas de creatividad y sofisticación que muestran una historia tan emblemática.
Asimismo, se muestra convencida de que otro sistema de la moda es posible: un sistema de trabajo generoso en el que el gozo de unos no se dé a costa del sufrimiento de otros.
Carla Fernández es el ejemplo perfecto de que, en la industria de la moda mexicana, se puede ser longevo y fiel a los principios de uno mismo: “Nos toca poner el freno a la moda basura, no diseñaremos prendas para que se pudran en un tiradero”. Además, añade, se puede ser justo y, sobre todo, “dejar invisibilizar a quienes son parte trascendental de un proceso creativo y tradicional con una historia de cientos de años”. En conjunto, la moda puede no ser solamente creativa, también consciente, política, incluyente y dignificante.