Chanel regresó a sus raíces con un homenaje a la infancia de su legendaria fundadora Gabrielle Chanel y a sus diseños simples y depurados durante el Fashion Week en París.
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Casi un año después de la muerte de Karl Lagerfeld, la diseñadora Virginie Viard, su antigua mano derecha convertida en directora artística, imprimió una huella sobria y sofisticada al desfile de alta costura, a diferencia de las puestas en escena de su predecesor.
La colección para primavera-verano de Chanel es prácticamente en blanco y negro, como los vestidos de tweed que abren el desfile y se combinan con botines o con zapatos que imitan unos calcetines sobre medias blancas.
Los vestidos blancos ceñidos al cuerpo se llevan con botines del mismo color y cordones negros. Maquillaje neutro, sin joyas, lo importante es la pureza de cada uno de los looks.
UNA CARTA DE AMOR
Por su parte, Givenchy volvió a dar sentido a la tradición de la alta costura con una colección en la que homenajeó la relación de amor entre las escritoras Virginia Woolf y Vita Sackville-West con vestidos transformados en flores y guiños sesenteros.
El desfile de la colección primavera-verano 2020 abrió con un elegante traje de chaqueta en color marfil atado en la cintura con pantalón satinado tipo palazzo, que marcó el ritmo de una colección elegante y sugerente.
Además de las sedas mezcladas, para permitir esas estructuras fluidas pero tridimensionales, brillantes y volátiles, como si el vestido fuera un globo, la creadora hizo guiños a los primeros años del modista francés y a la década hippy con trajes de guipur en blanco, bordados de flores y trajes de pedrería.