Las víctimas mortales de la violencia machista tienen nombre, tienen rostro y, para no olvidarlas, hay que conservar sus voces, conocer sus historias.
El colectivo No estamos todas lo hace a través de ilustraciones.
El proyecto inició para recordar a las mujeres víctimas de feminicidio y transfeminicidio y que no se nos olviden sus nombres para, de esta forma, visibilizar estos crímenes.
Ilustradoras, sobre todo mexicanas -aunque también hay argentinas y brasileñas-, han colaborado con decenas de ilustraciones de mujeres como Ángeles, de 65 años quien fue asesinada en Puebla; o de Eneyda, de Chiapas, a quien mataron a sus 28 años.
No todos los trabajos tienen el nombre de la persona, algunos únicamente tienen la fecha y el lugar en que su cuerpo fue encontrado.
No estamos todas busca que veamos a las víctimas como personas, con rostros, familias, una vida terminada, y no como parte de una estadística.
Algunas imágenes también hablan sobre las mujeres que están desaparecidas y cuyas investigaciones no avanzan, como Georgina, desaparecida desde 2012 en Piedras Negras, Coahuila; o Ámbar, a quien se le vio por última vez en octubre de 2013 en Veracruz; o Saraí quien desapareció en Puebla el año pasado; también Marisol, originaria de Nuevo León y de quien su familia supo por última vez que estaba en Chiapas no encuentra desde 2013.
ALEC