Una espectacular rubia se quita un mechón platinado de la cara mientras revisa su celular. Ataviada en jeans negros ajustados y botas de tacón a juego, espera puntual en el lobby del hotel W, en donde posará en una sesión de fotos para Milenio Digital.
La glamorosa imagen desaparece de a poco cuando se quita los lentes oscuros, guarda el celular y confiesa con voz temblorosa "la verdad soy muy tímido; me chiveo".
El/la rubia es uno de los pocos modelos andróginos activos en México. En la industria de la moda es conocido con el nombre de Ali, aunque en su casa y sus amigos más antiguos lo llaman Alberto. No le molesta que se dirijan a él como ella o al revés, pues su identidad no es exclusivamente masculina ni femenina.
Ali, de voz dulce y gestos delicados, dice con seguridad "aprendí a aceptar mi cuerpo y está padre. Me gusta mucho como soy".
Pero el camino para llegar en tacones a una locación para una sesión de fotos no fue fácil. "En la preparatoria todos me decían que intentara ser más masculino porque me veía mal siendo como soy. Y ahí voy de borreguito", cuenta. Tal era el rechazo a su aspecto, que se inscribió a un gimnasio para darle mayor volumen a su cuerpo y lucir más varonil.
No funcionó.
Pero eso no lo detuvo para probar suerte ante las cámaras. "La primera pasarela que recuerdo haber visto fue una de Victoria's Secret donde salía Gisele Bündchen. Fue mi referente, mi trauma", cuenta. Entonces fue que empezó a involucrarse con la moda en México; se convirtió en asistente regular en Mercedes Benz Fashion Week. "Me gustó mucho todo el ambiente y decidí que quería hacer eso. Quería ser modelo ¿por qué no?".
A los 15 años empezó su carrera como modelo comercial. Nada glamoroso. Alberto quería hacer alta moda, pero en los castings le decían que estaba muy chaparrito para ser modelo masculino.
Todo cambió en el verano 2011, cuando viajó a Brasil. El diseñador Ricardo Bräutigam presentaba su colección primavera/verano 2012 en Sao Paolo Fashion Week, para la que reclutó a Rick Genest, -el modelo que tatuó su esqueleto por todo su cuerpo- y a Andrej Pejic, el súper modelo andrógino del momento. "Andrej me impresionó mucho", cuenta Ali, "ahí fue que me dijeron que yo podía hacer lo mismo. Y ahora aquí estoy, intentando".
Andrej Pejic forma parte de una generación de pioneros en el modelaje andrógino. Aunque en 2014 completó su proceso de transición de sexo para ser una mujer, su legado es fundamental para la cantidad de rostros andróginos que ahora modelan en todo el mundo. En la cúspide de su carrera andrógina, Andrea posó para Marc Jacobs y Jean Paul Gaultier, modeló vestidos de novia para Rosa Clara y apareció en portadas de revistas como Vogue, L’Officiel y New York Magazine.
Desafortunadamente, México no es París ni Nueva York; ni en el éxito de sus casas de moda ni en lo progresivo de sus creadores.
"Todavía hay mucha gente que cuando les enseño mi portafolio, hay algo que no los deja trabajar conmigo. He tenido más chance con extranjeros que con mexicanos" como pasó con su primer comercial, en el que el director colombiano Hernán Jabes, incluyó a Ali en una campaña para el canal Cinemax, que se transmite en toda Latinoamérica.
Ni siquiera la plataforma que inspiró a Ali a dedicarse al modelaje le ha dado la oportunidad de trabajar. "He querido hacer casting para MBFW varias veces y ni siquiera me han dejado intentarlo" cuenta.
"Le dijeron a mi booker que no porque soy 'un modelo diferente'. Que el mercado mexicano es muy homofóbico y no quieren presentar imágenes que no tengan que ver con la marca".
"Nos faltan agallas", dice tajante.
Aunque no a todos. El portafolio de Ali es bastante amplio y profesional. Como su colaboración con el diseñador Lalo Zavala, que suele trabajar con modelos o Edmundo Soto, un diseñador mexicano emergente.
Tener menos oportunidades que un modelo tradicional en México "bajoneó un poquito" a Ali al principio, pero luego entendió que no valía la pena seguir luchando por un cambio que está tan lejano. "Los mexicanos son muy machistas y va a costar mucho trabajo que eso cambie ¡por eso decidí irme a Corea!", dice y su cara se ilumina.
Desde hace varios meses, el modelo está ahorrando lo más posible para irse a probar suerte del otro lado del mundo.
Corea del Sur es uno de los máximos exportador cultural de Asia junto con Japón. El reciente boom surcoreano comparte con los nipones la sensibilidad y apreciación estética, que incluye la belleza andrógina. Los "idols" de las bandas de K-pop, la popularidad de la ropa unisex y la persistencia de personajes animados con rasgos intermedios son prueba de ello.
Es una decisión atinada, Ali ya tiene un par de propuestas de agencias.
Más allá de lo que le depare el futuro, el modelo tiene claro lo que quiere hacer el resto de su vida. "Soy una persona muy visual, no siempre voy a ser modelo y no quiero enfrascarme en eso", explica. Cuando deje de modelar Ali se visualiza ejerciendo su carrera –es comunicólogo especializado en publicidad- con su propia agencia.
Se imagina manejando gente, defendiendo a los que vengan después de él, los "diferentes" que quizá para entonces ya estén modelando en la semana de la moda mexicana.
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Para ver las fotos de Ali con su colega modelo Quetzalli Licona, da clic aquí.