La plastilina es uno de los materiales que no pueden faltar en los colegios, pues además de despertar la creatividad de los niños, también les permite expresar sus ideas o sueños a través de la creación de figuras. Pero este tipo de masa no sólo es de utilidad para los más pequeños de la casa, ya que los adultos pueden usarla para combatir el estrés o estimular su imaginación.
Hay de muchas marcas y colores e, incluso, con brillos o fluorescente. Con una antigüedad de más de 100 años, la plastilina se ha convertido en un material ideal por su consistencia y formula, esto sin dejar de mencionar que no es tóxica por contacto ni se seca al exponerse al aire.
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La plastilina se vende prácticamente en cada rincón del planeta, pero pocos conocen su origen y de qué está hecha. A continuación te contamos su historia y componentes.
Un poco de historia
La paternidad de este material se lo disputan ingleses y alemanes. Por un lado, su creación se le atribuye a Franz Kolb, dueño de una farmacia en Múnich (Alemania), que registró el inventó en 1880. Sin embargo, otro nombre vinculado al origen de la plastilina es el del inglés William Harbutt, un profesor de arte que buscaba un material más accesible para sus estudiantes.
Los primeros en utilizarla fueron los estudiantes de artes, a quienes les costaba trabajo usar la arcilla tradicional para modelar sus esculturas, en especial durante invierno, y encontraron en la plastilina una masa fácil de moldear para realizar sus modelos.
De qué esta hecha la plastilina
Es un material de plástico que contiene sales de calcio, vaselina, piedra caliza, otros compuestos alifáticos, y por supuesto, colorantes. Algunas marcas de plastilina suelen agregar gluten a la mezcla. El resultado es una masa colorida, maleable y no tóxica al contacto.
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