El príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, murió ayer a los 99 años tras una vida en la que puso su personalidad fuerte y controvertida al servicio de la reina y de la Corona.
"Es con gran pesar que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo (...) Falleció pacíficamente esta mañana en el castillo de Windsor", se leía en el comunicado que emitió ayer por la mañana la Casa Real.
Convertido en el consorte más longevo de la monarquía británica tras 73 años de matrimonio, el duque de Edimburgo deja un indiscutible legado como pilar de Isabel II, quien ya había sellado así su trascendencia para la historia: "Simplemente, ha sido mi fuerza y mi soporte".
Felipe estudió en Gran Bretaña e ingresó al Colegio Naval Real Británico Dartmouth como cadete en 1939. Obtuvo su primera misión en 1940, pero no se le permitió estar cerca de la zona de guerra porque era un príncipe extranjero de un país neutral.
Durante una licencia en Gran Bretaña visitó a sus primos de la realeza, y para el final de la guerra estaba cortejando a la princesa Isabel, la hija mayor del rey Jorge VI. Su compromiso se anunció el 10 de julio de 1947 y se casaron el 20 de noviembre.
Después de una ola de desaprobación porque Isabel se estaba casando con un extranjero, las destrezas atléticas de Felipe, su gallardía y su manera directa de hablar le dieron un glamur diferente a la familia real. Isabel se iluminaba con su presencia y tuvieron un hijo y una hija cuando ella estaba libre de las obligaciones de una monarca. Pero el rey Jorge VI murió de cáncer en 1952, a los 56 años.
Renunció a sus ideales y tradiciones
Felipe renunció a su carrera naval y su estatus subsiguiente quedó sellado en la coronación de Isabel, cuando él se arrodilló ante su esposa y juró ser “su vasallo para jugarse la vida por ella”.
En 1947 tuvo que dejar su título griego para convertirse en ciudadano británico naturalizado, además cambió su apellido a Mountbatlen (nombre de su madre soltera). También tuvo que renunciar a su religión ortodoxa griega y a su lealtad a Grecia, por lo que perdió su título de príncipe de Grecia y Dinamarca, pero su suegro, el rey Jorge VI, le concedió el tratamiento de su alteza real y lo nombró Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón de Greeenwich, como lo revela la serie The Crown, que en su quinta temporada cuenta con Jonathan Pryce para encarnar al duque de Edimburgo.
“Dentro de la casa, todo lo que hacíamos, era juntos”, dijo Felipe al biógrafo Basil Boothroyd sobre los años antes de que Isabel se volviera reina. “La gente solía venir a preguntarme qué hacer. En 1952, todo cambió considerablemente”.
Cambio radical de vida
La posición de Felipe era un reto; no hay un papel oficial para el esposo de una soberana, y su vida se vio marcada por contradicciones extraordinarias entre sus deberes públicos y privados.
Siempre caminaba tres pasos detrás de su esposa en público, como muestra de deferencia para la monarca, pero era el jefe de familia en privado.
A menudo abordó con ironía su inusual lugar en la mesa real: “Constitucionalmente yo no existo”, dijo alguna vez Felipe.
Solía tener problemas para encontrar su lugar, una fricción que tiempo después haría eco en la decisión de su nieto Enrique de abandonar sus deberes reales.
“No había precedentes”, dijo en una inusual entrevista con la cadena británica BBC para celebrar su cumpleaños 90. “Si le preguntaba a alguien ‘¿qué esperan que haga?’, todos se quedaban en blanco”.
Bromeaba con su rol en la Casa Real
Nunca fue el personaje más apreciado de la Casa de los Windsor. Sus procacidades divertían a algunos e irritaban todavía a más. Le gustaba bromear, siempre entre la socarronería y la amargura, con su papel secundario en el Palacio de Buckingham —“soy el develador de placas más experto del mundo”—, aunque entre bambalinas contribuyó a capear algunos de los peores temporales a los que se ha enfrentado la monarquía, siendo el más reciente el que protagonizaron Harry y Meghan, quienes el mes pasado anunciaron su retiro definitivo a los compromisos y beneficios de la Casa Real.
Funeral privado
A petición del propio Felipe, su cuerpo no será velado en público, yacerá en Windsor hasta su funeral privado en la capilla de San Jorge. Las banderas deberán ondear a media asta hasta las 8 de la mañana del día después del funeral, los miembros del Gobierno paralizarán sus intervenciones públicas y se suspenderán los actos de campaña electoral para las elecciones locales y escocesas de mayo. _
La historia
Esposo, padre, fan de la música, religioso y político que despide su reino.
1940
Una década importante en su vida personal al contraer matrimonio con Isabel, acción que gestó el futuro de su vida profesional, al lado de quien más tarde se convertiría en reina de Inglaterra.
1950
En esta década nace su hija Ana, quien se dice era su preferida; aun cuando Carlos (1948) era su primogénito; Andrés y Eduardo, sus otros dos hijos, nacieron años después, en 1960 y 1964.
1960
Con Los Beatles, que en ese momento ya habían rebasado el éxito en su país y se escuchaban por todo el mundo. El príncipe saluda a Ringo Starr, mientras Mc Cartney, Harrison y Lennon observan en el Empire Ballroom.
1980
Acompañado de su esposa, la reina Isabel II, el príncipe Felipe sonríe durante una asistencia a la audiencia privada con el papa Juan Pablo II en el Vaticano.
1980
A México realizó varias visitas, una de ellas durante el periodo presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado, quien acudió al aeropuerto a recibirlo a él y a la monarca británica, como parte del protocolo.
2010
En una reunión con Barack y Michelle Obama, entonces presidente y primera dama de Estados Unidos; siempre acompañando en los compromisos del reinado a su esposa, la reina Isabel II.
Reacciones
“Gracias por tu servicio… serás enormemente extrañado”.
Megan y Harry
A través de su fundación Archewell
El duque “se ganó el afecto de generaciones aquí en el Reino Unido, a lo largo de la Commonwealth y en todo el mundo”.
Boris Johnson
Primer ministro de Gran Bretaña
“Hombre de propósito y convicción, motivado por un sentido del deber hacia los demás; ayudó al tejido social de nuestro país”
Justin Trudeau
Primer ministro de Canadá.
bgpa