Techos de teja, calles empedradas, balcones y ventanales de hierro forjado forman parte del paisaje habitual en el centro histórico. Se podría suponer que el visitante está en una población colonial, pero el aroma a mar, la intensidad del sol y un nutrido número de palmeras revelan que el océano está muy cerca del sol y un nutrido número de palmeras revelan que el océano está muy cerca.
A lo largo de la costera de Puerto Vallarta, Jalisco, se erigen edificios que alojan hoteles, plazas comerciales, restaurantes y modernas viviendas con vista al mar; pero su corazón está en el centro. En la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en su Plaza de Armas, que se ubica a unos pasos, y en el Faro Matamoros, de los sitios favoritos de los lugareños para admirar la puesta del sol.
Este puerto se ubica en la costa del Pacífico mexicano y forma parte de la Bahía de Banderas, la más extensa del país. Sus cielos claros, un océano de múltiples azules y atardeceres que en pocos minutos cambian sus tonos amarillos y naranjas, por los rosas y violetas que anteceden a la oscuridad son constantes durante todo el año.
Puerto Vallarta ofrece opciones para todos los gustos y presupuestos. Cada temporada renuevan los planes para quienes, además de disfrutar de la playa, desean conocer más sobre los atractivos culinarios, culturales y de aventura que ofrece el destino.
El sabor de la raicilla
La raicilla es un destilado insignia de la zona, y para conocerlo a fondo hay que visitar un gastrobar especializado en su sabor.
La Lulú es un restaurante donde se pueden probar tragos derechos y cócteles inspirados en el licor con más de 500 años de tradición.
En junio pasado, la raicilla, recibió oficialmente el nombramiento de Denominación de Origen del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, con lo que se convirtió en el segundo destilado del estado en obtenerlo, después del tequila.
La denominación se otorgó a los licores hechos con agaves que crecen, se desarrollan y procesan en la sierra Occidental y la costa norte de Jalisco. “Aquí las plantas se impregnan del sabor de la tierra, las que crecen en la costa saben más a sal. Para alcanzar su madurez tienen que desarrollarse entre ocho y 10 años”, cuenta Fernando Castrillón, maestro raicillero con más de cuatro décadas de experiencia.
Su proceso de elaboración guarda similitud con el del tequila y el mezcal. Una vez que la raicilla está madura se jima para despojarla de las pencas; las piñas se cuecen en hornos bajo tierra por tres días, al calor de piedras de río y leña se impregnan de humo.
Después, se machucan y se obtiene un líquido que se fermenta para destilarse un par de veces. El resultado es un líquido incoloro con graduación alcohólica de 45 grados.
En La Lulú, la recomendación es acompañar la raicilla con naranjas, toronjas y arrayanes o con un queso panela empanizado, guacamole hecho al momento, y tacos dorados de pollo y queso.
Tradición ancestral
Las artesanías de origen huichol y zapoteca se valoran más al conocer sus procesos de elaboración, ese es el objetivo de Colectika, galería de arte contemporáneo, que ofrece clases de arte huichol para turistas y mantiene alianzas con diversos creadores para propagar su cultura y comercializar sus piezas.
En la tienda, que está en Juárez 222, en la colonia Centro, además de una explicación sobre la cosmogonía de cada cultura, se agendan clases, previa cita, con una artesana que guía a los aprendices para intentar igualar sus figuras.
Cascada, caballos y playa
Para quienes deseen extender la diversión al turismo de aventura, hay diversidad de opciones en las playas cercanas, el Sea Safari que ofrece Vallarta Adventures, incluye un recorrido que se inicia con los primeros rayos del sol.
En la Marina se aborda una lancha rápida que cruza la bahía para llegar a playas a las que sólo se accede vía marítima, la primera parada es Quimixto, cuyo mayor atractivo es una cascada de agua dulce, a la que se llega cabalgando durante cerca de 30 minutos.
Después hay tiempo para practicar snorkel y conocer las playas circundantes como Pizota, que ofrece quietud y aguas ideales para la práctica de paddle board y kayaking.
Las claves
Dónde hospedarse
Para las parejas, lunamieleras o no, una habitación con vista al mar desde cuya terraza se puede admirar el atardecer en un jacuzzi, siempre resulta una opción tentadora. El hotel Villa Premiere está a la orilla de la playa y su cercanía al centro facilita la movilidad.
Arte callejero
Al recorrer el malecón, de un kilómetro de largo, hay que poner atención al suelo, hay diversos dibujos de animales inspirados en la cultura huichol.
Bebida refrescante
No pierdas la oportunidad de probar la tuba, una bebida hecha de palma de coco a la que se le agrega manzana y nuez.