Cuando un arquitecto se enfrenta a un terreno de más de 32,000 m2, una pronunciada inclinación, colindante a un campo de golf y una barranca, la ecuación es una delicia. Sobre todo si un despacho de la talla de Midgal Arquitectos está a cargo del proyecto.
Este es el caso de Residencial Priveé Bosques, ubicado en la Ciudad de México, sitio donde la vivienda vertical crece tan rápido como sus mismos desarrollos inmobiliarios. Con seis edificios en dos líneas de tres paralelos a una barranca, en cada uno de ellos hay 10 departamentos de 450 m2, distribuidos en dos por cada uno de los cinco niveles, con un total de 60 lujosas viviendas.
Y es que el aprovechamiento máximo de la pendiente es ideal para jugar con los volúmenes y dar espacio a terrazas y contacto con el exterior, algo que es difícil de encontrar en una de las ciudades más pobladas del mundo. Así también, desde el acceso al pórtico se aprecian abundantes áreas verdes que llegan hasta los 3,500 m2, otra rareza en la capital, además de las amenidades como salón de usos múltiples, salón para adultos, otro para jóvenes, spa, gimnasio y alberca.
Otro atractivo es que cada uno de estos modernos departamentos tiene ventanales que van de piso a techo regalando al usuario la sensación de amplitud, iluminación y vínculos con la naturaleza. De ahí se justifica el color beige contemporáneo de la piedra en la fachada con los acentos de gris Oxford para que el diseño haga lo suyo.