Una pequeña barra de jabón color rosa es el símbolo por excelencia del deseo carnal llevado a un motel. Rosa Venus, el producto que surgió en la década de los 50, tiene un aroma tan particular y se ha instalado en el imaginario colectivo que ya hasta se ha convertido en una referencia popular.
El jabón no se recuerda por ser más barato que cualquier otro o que te deje más limpio. Ni siquiera se trata de su pequeño tamaño: su característico aroma te recuerda de inmediato a los hoteles de paso, el escenario donde los amantes han expresado su amor durante décadas —por así decirlo—, coronan su estancia dándose un baño y terminan… oliendo a 'perfume de jabón chiquito'.
La historia de la fábrica de jabón La Corona tiene un gran arraigo entre la sociedad mexicana, en particular entre las clases populares. Entre sus productos se encuentran el jabón de lavandería Tepeyac, el jabón de pasta Zote, el detergente Doña Blanca —que se vendía a granel— y, desde luego, el pequeño jabón Rosa Venus.
Uno de los grandes diferenciadores de este producto era que, en un inicio, se vendía sin envoltura de papel; en lugar de esto, Rosa Venus se exhibía en bomboneras de vidrio sobre los mostradores de las tiendas. Esto abarataba sus costos y lo hacía más accesible para la mayoría.
"Un jabón tan bueno como los demás, pero a un precio justo", era el eslogan del producto. Pero ahí no termina el asunto: debido a su tamaño, su precio económico y la posibilidad de comprarlo a granel, algún gerente de hotel de los llamados 'de paso' tuvo la idea de colocar estos pequeños jabones en las habitaciones, con la idea de que se usaran una sola vez y se desecharan.
Y ahí es donde intervienen las prácticas sociales del mexicano: debido a nuestra idiosincrasia, y como una herencia de la represión del catolicismo, la actividad sexual fuera del matrimonio tiene un carácter casi clandestino y muchas veces se ve confinado al espacio anónimo y secreto de un motel u hotel 'de paso'; es decir, aquel en el que te hospedas sólo unas horas de intimidad compartida y no pasas la noche.
Uniendo estos puntos es que el jabón Rosa Venus se ha convertido en una especie de símbolo del 'amor carnal', que es más propio de los hoteles que de los 'hogares decentes', y que su peculiar aroma se identifique con esta actividades y todos los señalamientos, buenos y malos, que éstas generan.
Por eso, Rosa Venus es algo así como 'el jabón del amor'.
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