Su nombre en maya significa “lugar donde el frío es penetrante o pesado”, y es uno de los puertos con mayor patrimonio histórico y cultural de nuestro país, debido a la comercialización de diversos productos endémicos de la región como el cacao, el algodón y el henequén, entre otros. Sisal fue fundado por los mayas, y también era conocido como Ah-Canul que significa “protector”.
Llegar a Sisal es adentrarse en otro universo en el que destaca lo cristalino del mar en distintos tonos azules, y los espectaculares manglares. Ziz Ha Tours, el operador, nos invita a subir a una lancha en la que recorrerán el paisaje local a lo largo de 40 minutos, con el viento suave en la cara; el agua muestra un color azul verde pastel que parece de un película de ciencia ficción. Durante el recorrido las aves surcan los cielos, y de pronto aparecen los flamencos, en una de playas que es totalmente virgen, donde habitan animales, como los cocodrilos albinos que sorprendentemente no son peligrosos.
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Javier y Alonso, los guías de este tour, informan que es hora de moverse a otra lancha más pequeña y sin motor, pues el nivel del agua es mínimo y hay que remar durante diez minutos, en medio de la paz y la tranquilidad, sin señal de celular.
Solo para ti
Acercarse a los manglares es envolverse a la naturaleza; no hay ruido, solo se escuchan los insectos, el sonido del agua, es un gran ambiente de serenidad. El recorrido por todos los manglares que poco a poco se va viendo más cristalino, hasta que por fin llegas a Ojo de Agua, una alberca natural entre colores turquesas, azul rey y tonos verdosos, que apantallan desde la primera vista, ahí puedes meterte a nadar y cubrirte de todos los beneficios que tiene esta agua dulce, refrescarte y desconectarte de todo el ruido de la ciudad.
Ojo de Agua es únicamente para los que venimos en este tour, no hay nadie más; no quedamos el tiempo necesario, fuimos a la playa, y de regreso a la lancha, pero ahí no acaba todo; de ahí, fuimos a una parte del mar virgen, donde estacionaron el bote para preparar un manjar: una mesita con sillas a la orilla para disfrutar de fruta, panuchos, tacos de cochinita pibil, agua de piña, ceviche de camarón y caracol, botanas, tequila, vino afrutado.
Es como estar en un paraíso en medio de la naturaleza, las aves vuelan sobre el agua y los rayos del sol caen implacables. Es una de las experiencias que sugiero que todos vivan.
De regreso cruzamos la playa hasta llegar al embarcadero. El viaje completo dura entre cuatro y cinco horas, no hay ninguna prisa, aunque siempre nos quedamos con ganas de estar más tiempo en este paraíso.
Terminado este tour, se recomienda ir a comer al Club de Playa llamado Palmar, en pleno Sisal, a cinco minutos de donde hicimos el tour, la comida es totalmente fresca, con sabores exquisitos, a la orilla del mar; si lo prefieres, también hay una terraza y alberca para disfrutar de cualquier vista y sobre todo el atardecer.
Otro imperdible de este lugar es el faro, que fue construido en 1845, y es uno de los espacios más representativos del pueblo.
Sentido natural
Si el objetivo es desconectarse del mundo exterior y de los ruidos de la ciudad, este es un gran lugar cuando visites Mérida.
Viajar a Yucatán significa conectarte con miles de experiencias, que te suman en muchos sentidos pues no solo aprendes más de su historia y la magia ancestral que tiene este lugar, también se trata de perderte en la naturaleza exuberante que no le pide nada a ningún otro territorio de cualquier país. Sumado a esto, su variada gastronomía, una de las mejores de todo el país.
No exagero al decir que quien lo visita queda fascinado, sobre todo al adentrarse a nuevos lugares que no son tan conocidos por los turistas.
El tour tiene un costo desde mil 300 pesos hasta mil 800 pesos por persona, dependiendo de qué es lo que se vaya a visitar. La atención es personalizada y los guías son muy amables.
La magia de Yucatán
Yucatán tiene cuatro pueblos mágicos en su territorio: Valladolid, con su plaza principal y arquitectura colonial; Izamal, el famoso pueblo amarillo; Sisal, que es el sueño de los amantes de la naturaleza, y Maní es uno de los más importantes del estado por su importancia histórica, ahí llegaron los primeros misioneros franciscanos. Los últimos dos acaban de ser nombrados así en 2020.
hc