Los clubes exclusivos para hombres, donde abundaba el whiskey, los habanos y las pláticas de negocios, son cosa del pasado. El despacho de arquitectura NO. 12 , fundado por Katie Earl y Emma Rayner, dio todo el carácter que necesitaría el primer club para mujeres en Londres, y con su arquitectura, The Allbright ahora habla de un feminismo atemporal a través del diseño.
Muy a propósito, el tono del lugar dista mucho de este tipo de espacios que acentúan una decoración en tonos rosados. The AllBright es completamente distinto en ese sentido. Comenzando por el contexto, el club está ubicado en el corazón del barrio Bloomsbury, un sitio con un fuerte historial que incluye a la escritora Virginia Woolf y su Clan de Boomsbury, un grupo de intelectuales ingleses del siglo XX que solía rondar por la zona.
Teniendo un legado de ese tamaño, las arquitectas dieron distinción a cada piso con el nombre de alguno de los miembros del mencionado grupo de escritores y, naturalmente, le dio a cada espacio una identidad propia que conserva la misma línea de interiorismo.
La elegancia se extiende en áreas lounge, salas de juntas, comedores, espacio para exhibiciones, café, bar y hasta un centro de belleza, bienestar y fitness. Esto con el propósito de hacer sentir a las mujeres como si estuvieran en casa, y es justo ahí donde se descarta el millenial pink porque, es obvio, nadie vive en un hogar rosa. Así es como la curaduría de sillas, lámparas, cuadros, mesas, arreglos florales, y todo, es parte de una colección de diseño industrial contemporáneo y vintage hecha por mujeres y artesanas del Reino Unido.
Y porque la elegancia también es sinónimo del feminismo, la paleta de colores es intensa. En lugar del amarillo, se optó por el mostaza, lo mismo con los turquesas y rojos oscuros que, en distintos materiales y textiles, adquieren un gran peso en su valor estético. Por ejemplo, el salón Lopokova exhibe tocadores con sillas de terciopelo gris, muros de espejo, detalles de iluminación en dorado y papel tapiz de la diseñadora Kelly Wearstler.
En el primer piso, el espacio bautizado como Morell cuenta con una recepción, la luz natural ilumina perfecto gracias a los tragaluces ya existentes, y una de las salas lounge que conduce a la barra multiusos del café y comedor, que a su vez se convierte en una galería de arte con opción a ser interior o exterior. Así es como todos los espacios están disponibles para alterarse en caso de ser necesario. También en el primer piso, Bell, tiene áreas lounge flexibles, salas de juntas que conservan el lujo combinando piezas antiguas con mobiliario hecho a la medida por parte de No. 12, exclusivo para este proyecto.
Woolf es el segundo piso, lleno de luz con una sensación de amplitud que se convertirá en salas privadas y otros comedores decorados por objetos de artistas locales. Mientras que, en el tercer piso, West, las chicas pueden disfrutar de la coctelería de un bar que luce el dorado, las texturas del mármol y taburetes traslúcidos.