Como cada época decembrina, es común ver en las casas o en negocios macetas con flor de nochebuena, algo que todos de inmediato relacionamos con la Navidad. Aunque son flores muy llamativas y su particular color nos hacen voltear a verlas, lo que no muchos saben es que pueden ser peligrosas pra las mascotas.
Todos aquellos que son amantes de las flores no dudan en adquirir una para ponerla en su casa, pero si tú eres de aquellos que además de amar cómo luce en tu sala o comedor, debes de tener cuidado si tienes gatos o perros debido a que puede ocasionarles graves daños.
¿Por qué es peligrosa la flor de nochebuena para las mascotas?
Si tienes mascotas sabes que son como niños pequeños llenos de curiosidad y que si algo llama su atención no tardarán en acercarse y esto podría pasar si en casa hay una flor de nochebuena. Tal vez pocos lo saben, pero esta especie, al igual que otras, es tóxica para los perros y en especial para los gatos.
La manera en la que las mascotas podrían llegar a intoxicarse debido a esta flor es si consumen una gran cantidad de la hoja, esto debido a que la flor de nochebuena contiene una sustancia llamada savia.
La savia es un liquido de color blanco que se puede observar al momento de romper las hojas de la flor. Esta sustancia es tóxica si la consumen los perros o gatos.
¿Qué síntomas presentan las mascotas?
Si en tu casa tienes esta flor, además de una o varias mascotas debes estar al pendiente de que no la muerdan para evitar sustos e ir corriendo al veterinario, pero en caso de que haya sucedidó y no te hayas percatado, te dejamos una lista con los síntomas que presentas los animalitos por la intoxicación de la flor de nochebuena.
De acuerdo con el veterinario Chema Zamora, esta planta puede provocar:
- Diarrea
- Vómito
- Dolores
- Maullidos y ladridos extraños
- Inflamación en el hocico
- Debilidad
“La nochebuena puede acabar con la vida de tu mascota. Es una planta altamente tóxica para perros y gatos, tiene una sustancia en la hoja que se llama salvia y que es psicoactiva (…), para un perro puede que no acabe con su vida, pero la de un gato sí”.
PJG