Rosseta cumplió sus tres meses de adiestramiento y ya vigila aeropuertos, puertos y fronteras, para impedir la entrada de enfermedades cuarentenarias o exóticas que pongan en riesgo el patrimonio agropecuario de México.
Esta perrita criolla tiene apenas dos años, y desde enero pasado pasó a formar parte del equipo de “binomios caninos” de la Escuela Canina del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), para servir a su país.
Y es que Rosseta ha mostrado una gran aptitud para olfatear más de 100 maletas de un vuelo internacional cada 10 minutos, contrario a los 60 minutos que le podría tomar a un inspector abrir y revisar cada valija.
Ricardo Reyes Balvanera, especialista del Área Clínica, Medica Preventiva y Quirúrgica de la Escuela Canina, contó que Rosseta primero fue rescatada por una persona de un albergue de Pachuca, Hidalgo, porque al parecer la golpearon con un machete o palo y perdió el ojo izquierdo.
“Cuando nosotros la rescatamos la perra todavía presentaba el ojo, pero ya no era funcional. Aquí se enucleó el ojo y, a pesar de esta deficiencia, es funcional, porque lo que estamos buscando es el olfato, no tanto la vista”, comentó en entrevista con Notimex.
“A Rosseta no le importa que no tenga un ojo, sigue trabajando igual de eficiente que cualquier otro perro… y ahora da servicio a México" en la detección de productos regulados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), para impedir la entrada de enfermedades como la fiebre aftosa o la porcina africana, entre otras.
El riesgo de esas plagas siempre va existir porque es enorme la cantidad de personas que arriba al país cada día y, aunque su labor es “poco conocida y reconocida”, es importante para la sanidad e inocuidad de los productos agropecuarios.
El médico veterinario explicó que Rosseta, junto con Jacko, Quiko y otros 23 caninos de la escuela ubicada en el municipio de Tecámac, Estado de México, están entrenados para detectar cinco aromas básicos -cítricos, mango, manzana, cerdo y res-, pues son los más comunes que traen quienes arriban a los puertos, aeropuertos y fronteras.
Todos estos perros han sido seleccionados porque tienen algo en común: son amigables, juguetones y golosos. “Uno perro debe ser feliz para que pueda trabajar”, remarcó.
Verónica Montes Trejo, médico veterinario, coincidió en que Rosseta está lista para seguir los pasos de Jacko, un pastor belga que ha estado en operación en las fronteras de Chiapas y Baja California, y ahora será encomendado a revisar cada maleta que llegue al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AICM).
“Ahí se va divertir mucho el perro porque, para él es un juego (olfatear el equipaje de los visitantes extranjeros)”, acentuó la experta en adiestramiento.
Confió en que Rosseta llegue a adquirir tanta experiencia como la del pastor belga, pues él tiene la capacidad para detectar los aromas del cualquier tipo de ave, e incluso las propias plumas, trofeos de caza, semillas y granos.
La labor de los caninos no sólo los lleva a recibir alimento como recompensa por cada maleta detectada, sino que implica para el país fortalecer la seguridad sanitaria de los mexicanos.
La escuela canina del Senasica arrancó su operación en 2007, con la adquisición de 12 caninos, y hoy cuenta con 103 elementos disponibles para trabajar con 110 manejadores en las distintas entradas y salidas del país.
Hoy en día laboran en 27 estados y han sido ejemplo para capacitar a otros perros en Guatemala, Panamá y Nicaragua. Sólo en 2018 marcaron 215 mil 210 equipajes, de los cuales 119 mil 364 contenían productos para los que fueron capacitados.
REPL