Localizado al sur del estado de Querétaro, el pueblo Amealco de Bonfil se hizo famoso por las muñecas otomíes, pero también es un sitio para disfrutar de la naturaleza y su gastronomía, descubrir la arquitectura colonial y su herencia prehispánica.
Artesanías, motivo de orgullo
Después de poco más de dos horas de conducir desde la Ciudad de México llegamos al Centro Histórico de Amealco para visitar una construcción del siglo XIX: el Museo Municipal “Ricardo Pozas Arciniega”, que desde 2015 es la sede del Museo de la Muñeca Artesanal, el cual resguarda más de 300 piezas elaboradas en distintos materiales.
Aquí es posible conocer la historia de la popular muñeca otomí, que se confecciona con tela de popelina y coloridos listones; su producción puede tardar de uno a dos días para las piezas chicas y hasta seis días para las grandes.
También preserva las seleccionadas en el Concurso Anual de Muñeca Artesanal, que se lleva a cabo en el marco del Festival de la Muñeca que se organiza en noviembre, en el que participan creadores de más de 20 estados del país.
El recinto también exhibe exposiciones temporales de pintura de artistas locales; además, hay una sala con el fósil de un mamut (Mammuthus Columbi), que de acuerdo a los expertos vivieron durante el Pleistoceno y se distribuyeron en todo el país; se han encontrado restos de otros mamuts en distintas partes de los municipios de Amealco, Huimilpan, Cadereyta y Corregidora. A un costado está la Casa de las Artesanías Doni, en donde se comercializa la Muñeca Otomí. Actualmente hay más de 500 talleres familiares que elaboran más dos millones de piezas al año; se comercializan en todo el país y también se exporta. Además, se pueden adquirir obras elaboradas en barro, en fibras y textiles.
Herencia colonial
El Centro Histórico posee otros edificios y casonas de la época colonial. Destaca la Parroquia Santa María, que data del siglo XVIII. Se caracteriza por su arquitectura de estilo neoclásico; la construcción tardó más de un siglo en concluirse (de 1775 a 1905), según nos explicó nuestra guía, Rosaura Real Rosillo.
Nos comentó que fue hecha por los franciscanos, quienes solicitaron que su levantamiento fuera en forma de cruz y mantuviera una alineación astronómica para que el este coincidiera con la cabecera y el oeste con los pies, lo que permite que tenga luz natural durante todo el día.
Su interior aún preserva su piso original de madera, además de 11 óleos que datan del siglo XVI y XVII.
Una de las torres está incompleta, pues recibió un rayo durante una tormenta que azotó al pueblo. Posee una campana de grandes dimensiones que solo se toca en la fiesta patronal del 8 de diciembre.
A un costado de la casa cural se localiza el palacio municipal, construcción del siglo XVIII.
Martes de mole
La gastronomía regional se remonta a la época precolombina, pero debido al mestizaje, se crearon platillo que ahora son los típicos de la zona. Para conocerlos nos trasladamos al mercado municipal, pues ahí se pueden degustar la tradicional barbacoa de borrego o lo tacos de “chicharrón de res”, que se elaboran con vísceras de res, fritas en manteca.
También puedes disfrutar de las “tostadas arrieras”, hechas con tortillas crujientes a base de maíz azul, cubiertas con frijoles, una mezcla de nopales preparados con cebolla y cilantro, queso fresco y salsa.
Otra de las tradiciones gastronómicas de Amealco son los “Martes de Mole”, que tuvo su origen cuando las familias amealcenses basaban su economía en el comercio y viajaban a otras localidades para comercializar sus productos los fines de semana, por lo que preparaban mole rojo con guajolote, acompañado con arroz, frijoles y tortillas de maíz azul.
Hay una decena de establecimientos que ofrecen este platillo: Lulú, Chamisal. El Primo, Peña Blanca y Guadalupano, son algunos de los más populares.
Panes suaves y esponjosos conocidos como “puerquitos de piloncillo” y “pucheros”, además de queso artesanal, complementan la oferta culinaria.
Aventura al natural
En la abundante vegetación y las montañas que posee el municipio se pueden practicar distintas actividades, como senderismo, escalada o bicicleta de montaña; de hecho, durante el mes de agosto se realiza una competencia nacional, en la cual participan alrededor de 600 ciclistas profesionales.
Para disfrutar de estas actividades, te recomendamos hospedarte en alguno de los complejos rurales que rodean la cabecera municipal, como el Rancho Calixto, que ofrece cabañas de distintas dimensiones.
Este sitio tiene miradores de 15 metros de altura para avistamiento de aves y se ofrecen recorridos por la mañana para observar a los venados cola blanca, ya que es una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), autorizadas por la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) como un espacio alternativo para la conservación de la vida silvestre.
Estos son solo algunos de los atractivos que ofrece este pueblo, apasionados por las muñecas.
Cómo llegar
Desde la Ciudad de México por la autopista federal 45; al llegar a San Juan del Río toma la desviación rumbo a “La Muralla; después de 29 kilómetros por la carretera estatal, llegarás a Amealco.
Dónde dormir
Hay pequeños hoteles en el Centro Histórico o cabaña rústicas en los alrededores.
Dónde comer
Mole Lulú
La especialidad es el mole rojo con guajolote.
Vicente Guerrero 477, col. San Higinio, Amealco, Querétaro
Tel. (448) 169 0274