El frío cala a -15 grados centígrados, pero la diversión de las actividades en la nieve y en el hielo calientan el espíritu.
En esquís, snowboard, trineo, en lancha inflable, llanta y directo en el hielo varios destinos de la provincia de Québec ofrecen increíbles escenarios para pasar un invierno inolvidable en la nieve.
A una hora y media de la ciudad de Québec está la región de Charlevoix; justo frente al Lago San Lorenzo está el Club Med, un resort que abrió apenas en 2021; el Massif de Charlevoix tiene el desnivel más alto al este de las Montañas Rocallosas.
Ahí, la montaña ofrece unas 60 pistas verdes, azules y negras, para deslizarse desde los 710 metros de altura del Massif de Charlevoix. Una góndola y tres sillas sirven a los deportistas para subir a diferentes puntos para enfrentarse a las pendientes.
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Y si de curvas hablamos, Club Med ofrece la más larga pendiente (7.5 kilómetros) para deslizarse en un trineo personal en el que se alcanzan hasta 60 kilómetros por hora. Suena intrépido, y lo es, pero después de escuchar las instrucciones e imaginar múltiples y peligrosas caídas, prometo que es una de las actividades más divertidas, y en la que se puede controlar la velocidad de manera sencilla. Esta pista es independiente a las de esquí, exclusiva para el luge (trineo), e incluye dos paradas: la primera en una pequeña cabaña donde hay sopa y chocolate caliente a elegir —deliciosa y cálida pausa para el frío— y un baño portátil; y la segunda, en la que hay que desmontar el trineo para cruzar caminando un puente pequeño.
El Club Med cuenta con tres edificios que se unen de manera interna, es all inclusive con diferentes paquetes familiares, que incluyen espectáculos todas las noches, Kids club, un restaurante con buffet y uno más de carnes frías y aperitivos, clases de ski, yoga, de circo y otras actividades deportivas. El spa no está incluído.
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Carcajadas congeladas
Afuera del Hotel de Glace, en Village Vacances Valcartier, hay un parque invernal con cinco atracciones de nieve para deslizarse en llantas pequeñas unidas entre dos o hasta cinco llantas: Avalancha, Central e Himalaya; en las tres pistas del Tornado, en una lancha redonda que gira mientras va bajando la pendiente a toda velocidad; el Rafting tiene tres pistas por las que se baja en lanchas de plástico en las que caben hasta 12 personas.
Por 35 dólares canadienses, el parque está abierto de 8 de la mañana a 10 de la noche; las pistas se iluminan en la noche, así que las carcajadas que se congelan con el frío pueden durar horas.
Además, en el hotel de hielo también hay una pequeña y no menos divertida resbaladilla de hielo a un lado del bar, para que no te enfríes demasiado.
Y de regreso a la ciudad de Québec está el enorme tobogán de madera AU1884, que está cumpliendo 140 años —la atracción más antigua de la ciudad—. Después de pagar 3.45 dólares canadienses, al pie del tobogán se toma un trineo también de madera en el que caben hasta cuatro personas, y se empieza a subir la helada pendiente hasta la parte más alta, en donde hay tres carriles para lanzarse a más de 70 kilómetros por hora hasta llegar al final de este divertidísima resbaladilla gigante.
Y para cerrar un día de deslices, nada como resbalarse en la cama del Fairmont Le Château Frontenac, el enorme hotel/castillo que se ha convertido en el símbolo de la ciudad canadiense.
Carnaval
Del 2 al 11 de febrero se lleva a cabo el Carnaval de invierno de Quebec, que este año cumple 70 años, cuya mascota, Bonhomme, es muy querida por los quebecois, tanto como su carnaval. Un castillo de hielo, desfiles, esculturas de hielo, carreras de canoas en el hielo y otras actividades son el deleite de locales y visitantes.
evt