El Mundial de Italia 1990 fue una de las grandes fiestas, una cita donde llegaban en su apogeo figuras de la talla de Diego Maradona, quien ya era un icono mundial y que llegaba como flamante campeón del mundo. El anfitrión Italia partía como uno de los grandes favoritos para hacerse con la corona, pero fue víctima de Argentina.
La Albiceleste fue un bloque sólido de principio a fin, el conjunto de Carlos Bilardo fue rompiendo esquemas y, pese a perder el primer partido con Camerún, se instaló en la final contra Alemania, una escuadra que llegó con hambre de revancha después de que en México 1986 cayó ante Argentina en la cancha del estadio Azteca.
Franz Beckenbauer armó un equipo poderoso que también fue avanzando con autoridad, y con grandes jugadores que estaban dispuestos a cambiar la historia y lo hicieron, aunque no faltó la polémica en su título, por el penal marcado por el árbitro mexicano Edgardo Codesal, un momento que generó la rabia de Maradona.
Uno de los partidos más emotivos fue el de la semifinal entre Argentina e Italia, en el campo de Sao Paolo, en Nápoles, la casa de Maradona, los argentinos doblegaron a los azzurri en una vibrante tanda de penales en la que la figura fue el portero Sergio Goycochea.
La Afición estuvo presente y así contamos el título argentino.
¡Suertazo germano!
RFA, campeón de un mundial mediocre
Un penal inexistente le dio al triunfo 1-0 sobre Argentina
Luis Alberto Sierra
No fue sorpresa: el mejor futbol de la RFA se impuso hoy uno cero a una Argentina muy alejada de sus principios y estilo, adjudicándose con toda justicia el título de campeón del mundial Italia 90, cobijado por el apoyo de 75,000 espectadores que colmaron y llenaron de alegría el estadio Olímpico de esta capital.
Se podrán decir muchas cosas: culpar al árbitro de la derrota, de que el penalti que marcó Edgardo Codesal fue inexistente; sin embargo, en honor a la verdad el cuadro germano fue muy superior a su rival sudamericano que nunca pudo llegar con peligro a la meta defendida por Bodo Illgner y por ello tuvo que conformarse con el título de subcampeón, dejando en manos de victimarios el trofeo FIFA logrado hace cuatro años en México.
La victoria alemana estuvo cimentada en la permanente búsqueda ofensiva de sus hombres y en una sólida disposición táctica, que no se deterioró a pesar de que no encontró resultados positivos durante más de 80 minutos.
Argentina fue todo fervor, sacrificio y orden para llevar adelante un partido que la encontraba disminuida en su potencial y carente de una fuerza ofensiva capaz de quebrar el bloque que sus rivales de esta noche habían montado.
MGC