El Mundial Femenil de Australia y Nueva Zelanda tiene la intención de ser el “más grande de la historia”, o al menos así lo han manejado en los medios oficiales de la FIFA.
Y sí, en el papel pinta para conseguir esa meta por los siguientes motivos: se disputará por primera vez en una sede conjunta; aumentó el número de participantes de 24 a 32 selecciones nacionales, 12 de las cuales tendrán una entrenadora en el banquillo; todas las silbantes son mujeres; los premios económicos se triplicaron de 50 a 152 millones de dólares y, quizá lo más importante, el futbol femenino vive una línea ascendente donde varias Ligas nacionales y competencias regionales se han consolidado, y atraen cada vez más público a los estadios.
Así fue el comienzo
La historia del futbol femenil no ha sido fácil. En la actualidad aún continúan las diferencias respecto a las condiciones en las que juegan y trabajan los hombres. Sin embargo, sí ha habido una mejora de los primeros torneos internacionales hasta llegar a esta Copa del Mundo.
La década de los 70 fue determinante. Varios países levantaron su prohibición del futbol femenino, lo que llevó a la creación de nuevos equipos en toda Europa y América del Norte. Así, en julio de ese año, se creó el primer torneo internacional que se llevó a cabo en Italia. Después, le siguió un torneo no oficial en México, donde Dinamarca ganó el título después de derrotar al representativo mexicano en la final disputada en el estadio Azteca. A estos torneos le siguieron otros que motivaron a la FIFA para considerar, de manera seria, la creación de una competencia que amalgamara a varias selecciones.
Y esto sucedió en 1988, con un torneo prueba en China, que sirvió para ver si era factible una Copa Mundial femenina. Doce representativos participaron en la competencia que tuvo un promedio de asistencia de 20 mil asistentes por partido. Noruega, que era el campeón de Europa, derrotó a Suecia 1-0 en la final.
La FIFA lo consideró como un éxito y el 30 de junio de ese año aprobó el establecimiento de una Copa Mundial Femenina oficial, cuya primera edición tuvo lugar en 1991 en China.
De esta manera, el futbol femenino celebró su primera Copa del Mundo en noviembre de 1991 con la participación de 12 selecciones nacionales: Brasil, China, China Taipei, Alemania, Estados Unidos, Noruega, Italia, Dinamarca, Japón, Nigeria, Suecia y Nueva Zelanda.
Partidos de 80 minutos
Sin embargo, los partidos no fueron como ahora se realizan. Por ejemplo, las autoridades de la FIFA consideraron que las mujeres no podrían aguantar partidos de 90 minutos, así que redujeron los encuentros a 80, divididos en dos tiempos de 40 minutos. Solo hubo una entrenadora en el banquillo, la sueca Gunilla Paijkull.
Además, en ese torneo se regalaron las entradas para tener más público en las tribunas y tuvo un buen resultado, pues hubo un promedio de 19 mil 615 espectadores por partido; el encuentro que más aficionados atrajo no fue la Final, que tuvo a 63 mil espectadores, sino un partido de la primera ronda, China-Noruega, que fue visto por 65 mil espectadores en el Tianhe Stadium. En cuanto a arbitraje tampoco hubo muchas oportunidades para las mujeres silbantes, pues solo seis figuraron y lo hicieron básicamente como asistentes.
El informe técnico de la FIFA después del Mundial abordó algunos de los problemas principales que enfrentaba el futbol femenino. Muchos equipos indicaron que solían tener dificultades para encontrar zapatillas de futbol y guantes de portero de la talla de las mujeres.
Para los siguientes Mundiales el número de participantes aumentó a 16, luego 24 y ahora 34; y desde 2007 hay premios económicos… sí, el futbol femenil ha avanzado, y en Australia-Nueva Zelanda no se detendrá.
MGC