Qatar, del "miedo" de una nueva vida, a su segundo hogar

Qatar 2022

Aunque las costumbres del país árabe son muy contrastantes a las de occidente, varias de las personas que llegan a vivir ahí se adaptan y buscan prolongar su estancia

Silvia Serna tiene más de 10 años viviendo en Qatar
Eduardo Espinosa
Enviado Doha, Qatar /

Las personas que pasean por las calles de Doha lucen en blanco y negro… sí, porque la mayoría de los hombres visten sus impecables thobes (túnica árabe), con sus kufiyyas (turbante) cuadriculadas sobre la cabeza; mientras que las mujeres caminan ataviadas con la tradicional abaya oscura para cubrir todo su cuerpo, complementada con una shayla para ocultar el cabello e incluso el rostro, a excepción de los ojos.

Hay poco o nulo murmullo en el transporte público, y solo en Souq Waqif –el mercado principal– o en alguna otra plaza comercial se rompe ese silencio. De antemano se sabe que hay muchas prohibiciones, como la venta de alcohol, cierto tipo de vestimentas o las muestras de afecto en público, pero eso no trastorna la vida de sus habitantes, incluso para los que vienen de afuera; ellos aceptan y respetan las costumbres que hay aquí en Qatar, un país que, pese a las grandes diferencias culturales, llaman hogar.

El choque cultural

De bote pronto, Silvia Serna cae en cuenta que ya tiene más de diez años viviendo en Qatar. Llegó en 2012 procedente de la Ciudad de México, justo cuando el país asiático ya había despegado en lo económico y lucía como la flamante sede del Mundial de 2022. Le tocó ver como la ciudad se llenaba de rascacielos y la llegada exponencial de más trabajadores que, como ella, fueron poblando un país que apenas tenía 2 millones de habitantes.

La primera vez que Silvia investigó sobre Qatar fue antes de aplicar para una vacante de un empleo que requería la mudanza obligatoria a Doha. ¿Tenía incertidumbre? Sí. ¿Prejuicios? También. El tiempo borró ambas cosas.

“A mí me motivó el sentido de aventura. No sabía mucho de Qatar, me vine con la idea de estar seis meses a explorar con la empresa que me contrató en ese entonces y ya llevo 10 años. La seguridad es fundamental. Es un país sumamente seguro, es un país que tiene una calidad de vida muy alta, los salarios son altos porque la vida es cara, pero nos da la oportunidad de hacer muchas cosas que en México quizá no podamos hacer… son oportunidades que dan este país, me gusta la gente y lo que me encanta es que conoces a personas de todo el mundo”, cuenta en entrevista para MILENIO-La Afición.
La vida en Qatar, más allá de los prejuicios

Y ya en Qatar descubrió que la creencia –al tratarse de un país árabe– de encontrar una cultura opresora es muy distinta a la realidad: “si la expectativa es que estés oprimido, entonces eso está muy equivocado; a mí lo que más me sorprendió es que la cultura de la gente árabe es similar a la nuestra, muy orientada a la familia, es gente que si la respetas te respeta, que cuando te quieren y te abren la puerta de su casa, aplican el mi casa es tu casa”.

Una mujer extranjera en Qatar

Mucho se ha hablado de la mujer en Medio Oriente. En varios países se han documentado el estadio patriarcal en el que viven, limitadas en muchos o todos los aspectos de su vida. Sí, cada nación del mundo árabe impone la Sharia –la ley islámica– de acuerdo a su interpretación. De esta manera, lo que aplican, por ejemplo, los talibanes en Afganistán no se replica en Qatar, y viceversa.

Silvia confiesa que ese fue el factor que más temió al principio de todo el proceso de selección, pues era una mujer extranjera que iba a afrontar esta experiencia sola. De repente descubrió que Qatar es uno de los países más progresistas, por así decirlo, de las naciones arábigas.

“Ese fue uno de los principales temores para venir primero, pero lo que me encontré es que la mujer es súper respetada… hay que seguir reglas eso sí, y las reglas que son la parte conservadora es la forma en la que nos vestimos. No hay que enseñar hombros, el escote no puede ser profundo, no puedes enseñar debajo de las rodillas, pero te acostumbras a una forma de vestir más modesta, para ellos la modestia es muy importante, y durante el Ramadán debes cubrirte lo más que puedas.

“Sí, aquí respetan mucho a la mujer. Aquí lo que me he encontrado, y que es súper fascinante, es que vas caminando a las dos de la mañana, a las tres de la tarde o a las ocho de la mañana y nadie te voltea a ver o te echa piropos, nadie te dice nada, es completamente seguro; si quieres saludar a la gente, saludas, y los hombres…sobre todo cuando son obreros, de seguridad o gente de servicios, si les hablas es para ellos ‘wow, me habló una mujer’; entonces puedes encontrar mucho positivismo y gente que te sonríe bien”.

la vida en Qatar para los migrantes

Al final del día, Silvia no ve opresión en la mujer, solo un sistema cultural que la sobreprotege. Algo que quizá no es tan bueno, pero tampoco para ser altamente condenable.

Cuestión de respeto

En abril de 2023 Silvia cumplirá un año más en Qatar, el número 11. Se siente cómoda y feliz en esta etapa de su vida, por eso invita a que la gente trate de investigar sobre Qatar antes de emitir algún juicio de valor; incluso, ahora con la Copa del Mundo a la vuelta de la esquina, más allá de inclinarse por las voces que condenan la falta de libertades, ella es de las que piden respeto hacia una cultura que se está abriendo al mundo.

“Es una cuestión de respeto, de entender de dónde viene todo; no hay que generalizar, hay gente muy conservadora en Qatar, hay otras muy abiertas y hay varias generaciones viviendo al mismo tiempo… yo no veo radicalismos, hay gente que es abierta a la conversación y otros que se limitan a hablar de su religión, del Corán. Lo mejor es conocer y respetar”.

Así concluye Silvia, quien espera acumular más años en este país que siente como propio…sí, así como se siente un verdadero hogar.



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