El 10 de enero de 1970, México vivió el primer sorteo mundialista en su casa. La cita se celebró en el Hotel María Isabel Sheraton, ubicado en Paseo de la Reforma, frente al Ángel de la Independencia; en ese tiempo nuestro país era distinto, era una época más simple en la que la tecnología no avanzaba a pasos agigantados como hoy en día, aunque ya se veía un poco del progreso tecnológico: recordemos que México 1970 fue el primer mundial televisado a color y, por supuesto, el sorteo celebrado meses antes no fue la excepción, ya que dicho evento llegó a los rincones del mundo.
El encanto del sorteo radicó en la simplicidad en la que los grupos fueron seleccionados: en el salón de dicho hotel, frente a las autoridades de la FIFA y miembros del Comité Organizador, una niña de 10 años fue la encargada de sacar de una urna las esferas que contenían los nombres de los países que jugarían la Copa del Mundo.
Mónica María Cañedo White, hija de Guillermo Cañedo —quien en ese entonces era director de la Federación Mexicana de Futbol— fue la protagonista. A través de un procedimiento manual en una mesa, con urnas transparentes y al abrir cada bolita, Stanley Rous, en ese entonces presidente de la FIFA, leía en voz alta el nombre impreso de la selección.
Mónica, con la dulzura de su edad, hizo su tarea con precisión, sin saber que su participación quedaría grabada en la historia del futbol. Cada país era asignado a su grupo y así todo dependía de esas manos pequeñas y del azar.
Fue un acto sencillo que conectó al mundo entero y que hoy a más de medio siglo después, sigue siendo uno de los momentos más entrañables de la historia de los Mundiales. La suerte colocó a la Selección Mexicana en el Grupo A frente a la Unión Soviética, Bélgica y El Salvador, el grupo prometía un panorama favorecedor para el Tri.
Al terminar el sorteo La Afición tuvo la oportunidad de charlar con ella y dijo: "Me sentí nerviosa y emocionada desde el viernes en la noche, cuando mi mamá me comunicó que yo iba a sacar los tarjetones del sorteo. El torneo se me hizo muy largo…creí que no iba a terminar", comentó. "Luego de ver el Grupo de México, pienso que clasificará aunque Rusia sea un rival difícil, ganaremos. Creo que los países que pueden ganar la Copa son Italia, Brasil, Inglaterra y México".
Después de quedar claros los grupos su padre, el ya mencionado presidente del Comité Organizador de la Copa del Mundo dio la bienvenida a los asistentes que presenciaron el sorteo: "México vuelve a abrir sus puertas al deporte del Mundo y el mundo vuelve su mirada a México", dijo. "A nombre de la Federación Mexicana de Futbol y del Comité Organizador del IX Campeonato Mundial… México les da la más cordial bienvenida. México 1970".
Fue un saludo que abrió la puerta a uno de los capítulos más entrañables en la historia de los Mundiales.
México 1986 vivió un momento similar
Y México, como el primer país en ser sede de dos Copas del Mundo, tras el retiro de Colombia, vivió un momento similar 16 años más tarde, en 1986, cuando el sorteo volvió a celebrarse en tierras mexicanas, esta vez en el foro 2 de Televisa.
Y nuevamente, la inocencia de un niño dio un toque mágico al evento. El pequeño Luis Javier, fue el encargado de sacar las papeletas. El presidente de la FIFA en ese entonces, João Havelange, quedó maravillado y puntualizó a La Afición: "Difícilmente creo que algún otro país pueda tener una organización como la que he visto aquí. México demostró de lo que es capaz."
Se dijo asombrado por la atención, la precisión, la técnica y el espectáculo que nuestro país había logrado al iniciar su segundo Mundial, México 1986.
RGS