Esta es una historia que de contarse en el momento actual con el ejemplo de algún futbolista del balompié del siglo XXI, no sería posible. Pero Manuel Francisco dos Santos, mejor conocido como Garrincha, fue único. La leyenda brasileña campeón del mundo en dos ocasiones, no solo había tenido la polio de niño, tenía la columna vertebral torcida y los pies 80 grados hacia adentro, también comenzó su adicción al tabaco a los diez años. Aún así hasta fue considerado la Alegría del Pueblo y su nación lo recuerda como uno de los más queridos de su historia futbolística.
Resulta que su pierna derecha era 6 cm más corta que la izquierda, asunto consecuencia de una severa poliomielitis que no pudo ser más tarde operada con éxito.Eso no lo frenó para llegar a ser aún considerado como el mejor regateador que ha pisado un campo de futbol, al contrario, sus pies chuecos al ser zambo le dieron ventaja ante los rivales que no podían descifrar su estilo.
Ya en el Mundial de 1958 Brasil había tocado la gloria por primera vez, cuando Pelé era considerado el adolescente de los pies planos y Garrincha el flojo de cabeza. Su mantra dictaba algo así “Vivo la vida para que la vida no me viva a mí”. Polémico como pocos, desde joven su entorno no dejó de especular. Entre los rumores estaba que si lo había parido su hermana violada por su padre. Lo que fue verdad es que creció en las favelas, donde en sus palabras aprendió tres cosas, humildad, a coser y a jugar futbol.
Para Chile 1962, no fue Pelé quien brilló, en Garrincha llegó la clave de la segunda estrella mundial en la camiseta VerdeAmarela. En aquella justa se recuerda el amuleto de los campeones. En el partido ante Inglaterra saltó al campo un perro callejero que le orinó a uno de los jugadores rivales. Cuando Brasil, agradecido se lo llevó a su país, realizó un sorteo donde Garrincha se volvió el nuevo dueño del can, al cual bautizó como Bi. La leyenda falleció en 1983 en Río de Janeiro.
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