Buscar a la próxima figura de tu selección nunca es una tarea sencilla. Después de todo, los reclutadores deben evaluar todo el talento de los prospectos y los clubes deben ayudar con su formación para pulir ese talento. Pero muchas veces se falla en buscar a ese jugador estelar que pueda marcar diferencia en la cancha.
Hoy, Harry Kane es el principal artillero del Tottenham Hotspur y, por supuesto, una de las esperanzas de Inglaterra para terminar con su sequía y ganar en Qatar el segundo Mundial de su historia, el primero desde 1966. Pero no todos vieron su potencial, incluso visores del Arsenal lo rechazaron por su físico.
“Desafortunadamente, sí (lo rechazamos). Era gordito, no muy atlético y estábamos equivocados. Pero incluso el Tottenham lo ha cedido tres o cuatro veces en las categorías inferiores. Ahora con su determinación, se está construyendo una gran carrera. Él se lo merece”, dijo Liam Brady, ex director de la academia de futbol de los Gunners, en 2018, cuando fue entrevistado por el Corriere della Sera.
Y es verdad que Harry Kane no tenía el físico convencional… pero él mismo se encargó de dejar mal parados a los del Arsenal con su primera impresión, hasta convertirse en el segundo goleador histórico de su selección (49), empatado con Bobby Charlton y a cuatro de Wayne Rooney (53) por el récord de los Tres Leones.
Pero incluso en el Tottenham tuvieron que dejar de lado el estudio y guiarse por la intuición a la hora de evaluar al joven talento. “Uno de los entrenadores me dijo claramente, "¿Quién es el niño gordo?”, recordó Richard Allen, quien fue por ocho años director del departamento de selección de la academia de los Spurs. “Harry tenía 11 años en ese momento y la verdad es que no hubiera accedido a las pruebas si nosotros nos hubiésemos basado sólo en su físico”.
Un voto de confianza
Porque el de Harry Kane (Londres, 28 de julio de 1993) no era un caso evidente como Wayne Rooney o Michael Owen. En su caso, se le tuvo que apostar a su evolución y madurez física. Que se percibiera algo distinto en él, más allá de los números, tenía la técnica y eso ayudó para darle ese voto de confianza… además de que la genética podía jugarle a su favor.
“Otro factor que influyó es que su padre era grande”, explicó Allen en declaraciones recopiladas por la BBC en febrero de 2018. “Pese a que Harry era relativamente pequeño en ese momento, pensamos que tal vez podía crecer como su papá… También era bastante entregado y trabajaba duro, tenía facilidad para captar las cosas y tenía mucha sed por aprender”.
Jugó a préstamo con Leyton Orient, Millwall, Norwich y Leicester City. Incluso los Spurs consideraron venderlo tras brillar en el Mundial Sub 20 de 2013 en Turquía, pero no llegaron las ofertas. Se quedó en el Tottenham y formó parte del equipo principal en la temporada 2013-2014.
Pero no fue sino hasta la 2014-2015 que mostró su verdadero potencial: su primer año futbolístico completo en la Premier League y respondió con 21 goles. Su capacidad para perforar la red se ha mantenido, al punto de que fue máximo goleador de la Premier League en 2015-16 (25) y 2016-17 (29), sin mencionar que su mejor cuota al momento ha sido la del 2017-18, cuando acabó con 30 goles, a dos del líder Mohamed Salah.
Hoy, con Inglaterra, parte como el principal motor ofensivo. Es cierto que no viene de su mejor torneo con el Tottenham, pero es claro que Kane se siente cómodo con la camiseta de su selección y, tras ser el goleador en Rusia 2018 (seis goles), querrá repetir y aportar los tantos necesarios para Inglaterra.
DAO