Héctor Herrera, el niño que solo quería una bicicleta

Héctor Herrera soñaba con las carreras en bicicleta, compitió, ganó, y lo hizo con una antigua, que reacondicionó su padre ante la imposibilidad de comprar una nueva.

La historia de Héctor Herrera, jugador de la selección mexicana que irá al Mundial de Qatar 2022 (Imago7)
Ciudad de México /

La selección mexicana ha tenido grandes jugadores, quienes han logrado llevar al país a las ligas más importantes del mundo. Héctor Herrera ha sido uno de ellos, un jugador disciplinado y creativo, cuyas raíces humildes siempre lo llevan a luchar por ser mejor, y las limitaciones económicas nunca fueron un impedimento para él ni para su familia.

Nació el 19 de abril de 1990 en Tijuana, Baja California, México, siendo el menor de tres hermanos. Se crió cerca de la playa, al lado de una familia trabajadora, de la que siempre se ha mostrado orgulloso.

Uno de los pasajes que le quedan grabados es el anhelo de tener una bicicleta. Quizá algo común para un niño, pero poco alcanzable para una familia que sufrió carencias, y que se esforzaba por salir adelante día a día. Para ese entonces, los precios eran muy elevados y su padre no podía darse el lujo de comprársela, así que con arduo trabajo, logró armar una. Por supuesto, la emoción y entusiasmo con la que la recibió no tenían precio, y con ella consiguió participar en varias carreras. Aunque las carencias en su familia eran altas, siempre buscó ser feliz con lo poco que tenían y ver el lado más agradable en todos los momentos que vivía.

Yo sé armar de todo, porque era pobre, y le armé una bicicleta como pude, y ahí va a las carreras, y ya casi para ganar una se cae, y se levantó y ganó la carrera con la bicicleta vieja. Siempre fue bueno para todo”, dijo su padre Miguel Herrera, en una entrevista que concedió a Televisa Deportes.

En alguna ocasión, el futbolista comentó que él desearía volver a nacer teniendo los mismos amigos, conocidos y por supuesto, su misma familia, porque gracias a ello consiguió llegar a ser un futbolista destacado, pero sobre todo, una buena persona detrás del deportista.

En su hogar también conoció por primera vez lo que era el futbol y gracias a su hermano conoció el campo “Emiliano Zapata”, donde se unió a su primer equipo y bajo un campo de tierra, logró comenzar su pasión por el futbol.

Tanto sus padres como sus hermanos, veían en él el deseo de convertirse en jugador profesional, pues desde pequeño repetía constantemente sus ganas de llegar alto en el mundo del deporte.

Luego de debutar un partido nacional en Tijuana, se dieron cuenta del alto potencial que Herrera tenía para el futbol. Dejó su hogar y llegó a las fuerzas básicas del Pachuca, después de eso, gracias a un convenio que tenían con Tampico, se puso la playera de la Jaiba Brava, en donde enfrentó una crisis económica que dejó al club hasta sin agua caliente, lo cual lo obligaba, al igual que a uno de sus amigos, a irse a bañar a la casa del presidente.

El embarazo de su novia presionó al futbolista, quien le pidió que le diera tiempo, y que si no lograba llegar a Primera División, se dedicaría a otra cosa para sacar adelante a su hijo. Y fue entonces que con su regreso a Pachuca, Efraín Flores vio sus cualidades. Héctor cuenta que sabía que era el momento de demostrar de qué estaba hecho y puso todo su esfuerzo y dedicación para sobresalir de entre todos los jugadores.

Convirtiéndose en jugador profesional, Héctor Herrera recibió la convocatoria para unirse a la selección mexicana, y con orgullo se unió a la Sub 23, donde comenzó su camino con el Tricolor.

ZZM


  • Minelli Atayde Zarco
  • minelli.atayde@milenio.com
  • Editora general de La Afición. Periodista deportiva con 20 años de experiencia. Conductora de La Afición en Milenio Televisión

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