Luis Monti era un futbolista muy codiciado en los años 30, al punto de que hasta el dictador italiano Benito Mussolini le puso el ojo e influyó directamente en la carrera de este astro argentino.
Monti nació en 1901 y sintió un amor inmediato por el futbol, al que dedicó largas horas de entrenamiento hasta convertirse en un terror en la cancha y se ganó el apodo de Doble Ancho.
Gracias a su brillante participación con la escuadra sudamericana en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 - donde conquistaron la medalla de plata- Monti se abrió un espacio para disputar el primer mundial de futbol en la historia en 1930.
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No solo se convirtió en el primer argentino en anotar un gol para al albiceleste en un Mundial, también es el único en la historia que disputó dos finales de la Copa del Mundo con dos selecciones distintas y además el único deportista que nunca quiso jugar los dos partidos que podían darle el título por miedo a acabar asesinado o que su familia sufriera las consecuencias.
En 1930 estaba listo para disputar la primera final del Mundial ante el archirrival Uruguay, pero horas antes de que iniciara el partido todo los jugadores de Argentina recibieron una carta donde decía que si ganaba Argentina el mundial matarían a todas las familias.
La amenaza llegó directamente de Italia, pues Mussolini quería que Monti jugara para su selección y para poder lograr que migrara a Italia tenía que hacerlo lucir mal.
Ante Uruguay, Argentina perdió 4-2 en el estadio Centenario de Montevideo, con un montón de jugadores que no quisieron lucir por miedo, mientras los medios y fanáticos argentinos fueron implacables.
Monti dejó Argentina con una mano atrás y otra adelante y llegó a Italia para juguar con la Juve y Lazio. Cuatro años después asistió al mundial de 1934 donde Mussolini de nuevo volvió a presionar, pero esta vez para que ganara.
Fue la última Copa del Mundo que se celebró antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial. Antes de comenzar el partido, el dictador fascista italiano Benito Mussolini le envió un mensaje al entonces entrenador de la selección de futbol de Italia, Vittorio Pozzo, el cual decía simplemente "Vencer o morir".
Los jugadores estaban obligados a ganar, pues sus familias fueron amanezadas. Esa noche Italia se consagró campeón ante Checoslovaquia, con un marcador de 2-1.
Años después, en el retiro, Monti dijo una de sus frases más célebres: “Me querían matar si ganaba y cuatro años después si perdía”.
FCM