Si algo caracterizó a la selección mexicana en sus primeros años fue la dificultad para encontrar un nivel óptimo ante otros rivales. Después de participar en Uruguay 1930 (en calidad de invitado), el Tricolor no clasificó para Italia 1934 y también rechazó su participación en Francia 1938, por lo que estuvo fuera de la justa internacional por 20 años.
El regreso se dio en América, en la Copa del Mundo que albergó Brasil en 1950. México logró su pase tras un triangular en la Ciudad de México, con victorias de 6-0 y 6-2 ante Estados Unidos, además de 2-0 y 3-1 contra Cuba, con lo que avanzó en el primer lugar.
Con un plantel con jugadores como Antonio Carbajal, Horacio Casarín y José Luis Borbolla, además de ser dirigidos por Octavio Vial (quien fue figura del Club América y se retiró en 1949 para ser entrenador de las Águilas y luego de la selección), el combinado nacional afrontó su segundo Mundial.
Pero, al igual que en Uruguay 1930, la buena suerte no estuvo del lado de nuestro país. A México le tocó jugar ante los anfitriones, que no perdonaron y ganaron por 4-0 en el estadio Maracaná. Ademir anotó doblete (minutos 30 y 79), en tanto Jair (65’) y Baltasar (71’) redondearon la victoria.
En el segundo partido, celebrado en el estadio Eucaliptos de Porto Alegre, Yugoslavia ganó por 4-1, con tantos de Stjepan Bobek (20’), Zeljko Cajkovski (23’) y Kosta Tomasevic (81’), en tanto Héctor Ortiz (89’) anotó el de la honra por la vía del penal.
México se despidió con derrota 2-1 ante Suiza, de nuevo en Porto Alegre. René Bader (10’) y Charle Antenen (44’) anotaron por los helvéticos; Horacio Casarín (89’) lo hizo por México. Lo curioso de aquel partido es que ambos equipos se presentaron con playeras rojas, con lo que se hizo un sorteo para determinar qué equipo cambiaba de color. Aunque México ganó el derecho, le cedieron la oportunidad a los suizos, por lo que el Tricolor jugó con la playera del Cruzeiro Esporte Clube.
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