A Berenice Ibarra se le ilumina el rostro cuando escucha el Himno Nacional Mexicano. Se le enchina la piel y le dan ganas de llorar, y no es para menos, es la capitana de la Selección Mexicana Sub 17 que logró subirse al podio del Mundial Femenil 2025, conquistando un histórico tercer lugar que sabe a campeonato.
"Para mí es un orgullo representar a mi país y más en competiciones de tan alto nivel. Estoy muy contenta y muy orgullosa", confiesa la jugadora del Pachuca a MILENIO-La Afición, todavía con la emoción a flor de piel.
No era su primer Mundial. Berenice ya había vivido una Copa del Mundo Sub 17, pero esta vez lo hizo con el brazalete de capitana, el cual portó con mucho orgullo y la madurez en su voz lo demuestra.
"Cada proceso es diferente. Nosotras traíamos esa espinita al pensar, 'México está para grandes cosas'; entonces dijimos, 'vamos a demostrarlo'. Desde el primer día trabajamos muy duro para cumplir nuestros objetivos", asegura.
El torneo no empezó como esperaban, ya que la derrota ante Corea del Norte, en la fase de grupos, fue un golpe que pudo derrumbar al equipo Tricolor, pero terminó siendo un revulsivo.
"Sí fue algo como de, 'no inventes, otra vez contra Corea', pero también dijimos, 'esto apenas comienza, tenemos oportunidad de cambiarlo, de mejorar, de tener la cabeza fría y confiar en el proceso que veníamos haciendo'", relata.
Ese cambio de mentalidad fue la clave para que México se levantara gracias a su carácter y garra que les permitió conseguir el podio mundialista con un tercer lugar que dejó un grato sabor.
Uno de los momentos más especiales del torneo fue el gol que marcó Ibarra contra Paraguay y que significó el pase a la segunda ronda del Mundial: "Para mí significó mucho orgullo porque era algo que venía buscando. Qué mejor que hacerlo acompañada de todas mis compañeras y portando estos colores de México", recuerda con una sonrisa.
También guarda en la memoria aquella jugada frente a Italia, donde sacó un disparo que estuvo cerca de terminar en gol: "Dije, 'lo voy a intentar, y si cae un rebote, que estén mis compañeras'. Si hubiera bajado tantito ese balón… pero también sé que todo pasa por algo y si Dios lo quiso así pues así tuvo que ser", revela.
A sus 17 años, Berenice habla con la madurez de alguien que entiende lo que significa liderar un grupo de mexicanas hambrientas de gloria: "En lo personal, crecí mucho. Siempre soy una persona que se enfoca en lo que tengo que mejorar. En el primer Mundial eran más nervios; en este iba más tranquila, porque sabía lo que se sentía y cómo reaccionar", confiesa la defensora de Pachuca.
Al futbol por accidente
Con ese carácter, nadie pensaría que su historia con el futbol comenzó sin esperarlo: "Mis hermanos entrenaban futbol y yo no podía estar quieta. Mi mamá le pidió permiso a la profesora Selene Sánchez para que me dejara entrenar. Me dijo:'‘si hace los ejercicios bien, puede quedarse'. Y desde ese día no me he separado del balón nunca".
Poco después visores del Pachuca Femenil la descubrieron. Aunque al principio le pedían esperar a que creciera más, la oportunidad llegó cuando ganó un torneo Sub-15 en Hidalgo. A partir de ahí, su vida cambió.
Hoy comparte vestidor con jugadoras históricas como Charlyn Corral y Mónica Ocampo, referentes del futbol mexicano: "Siempre va a ser un orgullo compartir con ellas. Son personas muy humildes, dentro y fuera del campo. Me dijeron que lo disfrutara, que confiara en mí, que por algo estábamos aquí y que pusiéramos el nombre de México en alto", cuenta con admiración.
Las huellas del éxito
Berenice sabe que este tercer lugar mundial no sólo representa una medalla, sino un paso más en la visibilidad del futbol femenil que ha crecido de manera exponencial en nuestro país, a partir de que en el 2017 se creó la Liga MX Femenil.
"Creo que nuestro trabajo ha hablado por sí solo. Dimos un grito de autoridad para que volteen a ver el futbol femenil y las categorías menores. Nosotras también podemos lograr grandes cosas y lo estamos demostrando. Estamos creando una historia que va a quedar marcada para toda mi vida", concluyó Ibarra.
RGS