América rozó la remontada, la tuvo en sus manos, pero se le escapó desde el punto penal. Ganó el partido por 4-2, pero el castigo que sufrió en el juego de ida fue demasiado, no alcanzó su esfuerzo y la resistencia de Pachuca, más los dos goles de visitante que marcó, dejan fuera a las Águilas.
Cuando en la mente de los americanistas aún se planeaba cómo se debería realizar la remontada, Pachuca lo sorprendió con un gol de vestidor que ponía a las Águilas contra las cuerdas, una jugada de pura viveza en la que Romario Ibarra, que con un movimiento, se deshizo de Cáceres y Fuentes y después venció a Ochoa con un tiro cruzado.
Era el minuto 5 y los de Coapa estaban contra la lona, necesitaban una reacción anímica y futbolística. Y vino la acción que le dio vida a los de Coapa y que generó polémica: Richard Sánchez disparó en la frontal del área; Jorge Hernández repelió el disparo, pero el árbitro, Fernando Guerrero, marcó penal, consideró que el balón le golpeó en el brazo izquierdo, se negó a ir al VAR y mantuvo su señalización. Roger cobró desde el manchón y empató el juego.
Mismo escenario, América necesitaba dos goles, se fue acelerando el equipo de Solari, sobre todo por la banda derecha con Roger, el colombiano era una amenaza constante.
Las Águilas se lanzaban al frente, Pachuca no lograba templar el juego y llegó el segundo de las Águilas. Roger mandó un centro, Luis Fuentes empalmó la pelota con la pierna izquierda, le pelota picó y se alejó de Ustari. América acariciaba la remontada.
Se enfrió el juego, bajó la intensidad, era un periodo de tregua, los dos evitando riesgos innecesarios. Sin movimientos para el complemento, Solari cambió a Roger y Lainez de banda. El juego no se prendía, América lo masticaba, a la espera de una genialidad, y el que frotó la lámpara fue Roger, el colombiano sacó un fierrazo con la pierna derecha, el balón hizo una especie de parábola, pegó en el palo y se fue al fondo.
Ahora sí creció la temperatura, Pachuca dio un paso al frente, y encontró un penal por una mano de Bruno Valdez que se lanzó de manera increíble, con el brazo extendido, a tapar un tiro. Gustavo Cabral cobró desde los once pasos y marcó el gol que derrumbó al americanismo.
De nuevo a remolque, otra vez por dos goles, la esperanza creció cuando Leo Suárez, se mandó un golazo en un tiro libre con un zapatazo que Ustari no pudo contener el tiro. Todo a una bala.
Lo intentó América, más a trompicones que con buen futbol, pero se quedó en la orilla. Fue un buen primer semestre de Santiago Solari, pero en América no se dignifica la derrota, sino que se celebran títulos, y esa será la exigencia el próximo semestre.
HIOM