Álvaro Fidalgo se convirtió en el último refuerzo de América para el Guard1anes 2021, el mediocampista español llega procedente del Castellón de la Segunda División de España, pero con el caché que concede haberse formado en las inferiores del Real Madrid. La fábrica blanca suele tener buen ojo para jugadores.
A los 23 años llega al futbol mexicano para vivir su primera experiencia en Primera División, es cierto que Santiago Solari lo llevó al primer equipo, pero no alcanzó a jugar en LaLiga y solo disputó unos minutos de Copa del Rey. La Liga Mx será su bautizó de fuego y en un club que tiene máxima exigencia día a día, partido a partido.
El mediocampista español se ha convertido en el noveno jugador europeo que ha contratado la actual directiva. Una serie de jugadores de los cuales algunos se mantienen todavía en el club y otros se han marchado sin haber alcanzado la gloria y la trascendencia que demanda América.
Pasaron sin más
El primer jugador que la directiva fichó procedente de Europa fue el mediocampista Pedro Arce, quien llegó de Grecia, se llegó a decir que era el Iniesta mexicano, pero la realidad es que en Coapa no logró asentarse y se marchó sin trascender.
Otro jugador que tampoco dejó una huella que merezca ser recordada fue el delantero francés Jérémy Ménez, quien arribó del Antalyaspor de Turquía, con un palmarés en el que figuraban el París Saint Germain y el Milán. Escasos chispazos fueron los que dejó y salió peleado con el club y mediante la rescisión de contrato.
El más reciente fue el mediocampista Santiago Cáseres argentino, quien llegó del Villarreal de España, con la encomienda de ser un soporte como lo fue en su momento Guido Rodríguez, en su primer torneo le costó adaptarse y la pandemia frenó su progresión. El semestre pasado tuvo actividad, pero tampoco logró asentarse, se acabó el préstamo y no se renovó, por lo que tomó las maletas.
Se mantienen, pero…
Otra apuesta fuerte del club fue Nicolás Castillo, el chileno llegó procedente del Benfica de Portugal, avalado por su paso en Pumas, las lesiones le han jugado una mala pasada y le han impedido continuidad, en enero del año pasado sufrió una trombosis que aún lo tiene de baja.
Roger Martínez fue otro jugador que llegó del Villarreal, en lo que parece ser una fijación con el Submarino Amarillo, las Águilas trajeron al atacante colombiano con la intención de potenciar el ataque, vieron en Roger a un jugador con potencia, si bien ha dejado destellos de que cuenta con capacidad para ser un arma letal, la intermitencia ha sido su sello en Coapa, incluso ha sido puesto transferible, pero no ha llegado una oferta que satisfaga lo que el club invirtió en él y la que llegó no convenció al jugador, se le ha dado una enésima oportunidad y no hay certeza de que la vaya a aprovechar.
El volante argentino Leonardo Suárez también llegó con el sello del Villarreal, es un jugador con desequilibrio, se formó en Boca Juniors y emigró a España, donde no logró consolidarse, América lo trajo para que fuera un generador de juego, ha dado algunos avisos de que puede ser el jugador que se espera, sobre todo ahora que Santiago Solari le ha concedido la confianza. Este torneo es el que debería ser el de su salto de calidad.
Adrián Goransch es otro jugador que fichó la directiva para la banda izquierda, el defensa llegó procedente del Wolfsburgo de Alemania, pero tampoco ha lograd debutar con el primer equipo, al punto de que Luis Fuentes se fue y regresó para seguir siendo el dueño de la lateral izquierda.
Mención aparte merece Guillermo Ochoa. El portero mexicano regresó al club de su vida en el segundo semestre del 2019 procedente del Standard Lieja de Bélgica. En Europa, Ochoa tuvo un proceso de crecimiento, cuando llegó a Coapa demostró que es un tipo al que le ajusta la playera, muchas jornadas ha sido la figura del equipo y es un jugador que ha tenido un alto rendimiento, no solo es titular, sino que además es el capitán del equipo y un símbolo de la institución.
A mostrar el sello
Álvaro Fidalgo fue una solicitud explicita de Santiago Solari, el mediocampista español está llamado a ser el barómetro del equipo, un jugador que marque los tiempos en el centro del campo y un conductor del juego azulcrema. El entrenador confía en él, a los 23 años tiene el reto de su vida, pues tiene la oportunidad perfecta para demostrar que es un jugador hecho y derecho.
Aunque llega a préstamo, puede ser una apuesta de futuro, siempre y cuando su rendimiento sea a la altura del club. Fidalgo puede ser ese jugador que rompa la tendencia de los jugadores que América ha contratado en Europa y que, la mayoría, no han marcado la diferencia.
HRL