El 25 de febrero, América Femenil venció a Pumas en las instalaciones de Coapa por 3-1, ese día puso un freno seco a las universitarias, que llegaban como líderes e invictas. Parecía que sería el despegue del equipo entonces dirigido por Leo Cuéllar… pero no fue así, las Águilas no pudieron desprenderse de la irregularidad, se instalaron en ella de forma constante.
Encadenaron cuatro partidos sin ganar (2 derrotas y 2 empates, estos con una jugadora más) y llegó el Clásico Nacional contra Chivas. Partido celebrado en el estadio Azteca, la oportunidad perfecta para reivindicarse y empezar una remontada que las llevara a la Liguilla. Era la Jornada 13 y las Águilas se ubicaban en la novena posición. Pero tampoco pudo ser.
Chivas se llevó por delante al equipo de Leo Cuéllar, un contundente 2-4 en favor del Rebaño que hizo estremecer a las americanistas. Al final del partido, Cuéllar se ofreció como saco de los golpes, el entrenador dio un paso al costado, si su discurso ya no llegaba al vestuario era mejor marcharse.
El desplome total
Hugo Ruiz, auxiliar de Cuéllar y hombre institucional, se hizo cargo del equipo, vino una mejora en el cierre de torneo que le permitió meterse a la Liguilla con las uñas, en el último puesto. En la historia de la Liga Femenil, las Águilas no habían sufrido tanto para calificar a una fiesta grande.
Pero América no compareció en la fiesta, aunque era otro torneo, quedó en evidencia la crisis deportiva que habita en el equipo. Tigres, el líder general, se llevó por delante a las americanistas, las borró y goleó en el juego de ida por 0-4. La vuelta fue el mismo trámite futbolístico con un 2-0 para las felinas. Un global de 6-0 en contra y muchas dudas para el futuro a corto plazo.
Y es que desde el plano directivo se ha fomentado que la exigencia en un club como América no conoce de género, sino que cualquier equipo debe competir por la excelencia, algo que no lograron hacer en un semestre que estaba pintado para otras cosas y no para acabar zarandeadas de esa forma.
Reinvención
El pasado miércoles hubo pruebas físicas para las jugadoras, para ver el estado en el que se encuentran y cómo tienen que volver. Rompieron filas y deberán presentarse a principios de junio para los trabajos de pretemporada de cara al siguiente torneo.
De entrada, en el club se siguen analizando perfiles para un cambio en el banquillo, se analizará el reporte del cuerpo técnico para la planificación y confección de la plantilla. La directiva es consciente que en el camino hubo muchas lesiones de jugadoras clave como Montse Hernández, Jennifer Muñoz, Ximena Ríos, Verónica Pérez… y otras más.
Pero también que hubo jugadoras que no estuvieron a la altura casos como el Fernanda Piña, Daniela Flores, la misma Daniela Espinosa, o Mayra Pelayo, de quienes se esperaba un mejor rendimiento, pero entre lesiones y bajas de juego no pudieron darle un plus al equipo.
Es verdad que competir con presupuestos como el Tigres o Rayadas es complicado, más en estos tiempos de pandemia, pero en Coapa se cree que tampoco es para que el equipo tenga esos resultados, pues se había confeccionado un equipo para estar peleando en los primeros puestos y no para cruzar los dedos por llegar a la Liguilla.
El próximo semestre debe ser un cambio radical, América Femenil está obligado a recuperar el protagonismo, desde ahora ya se debe estar trabajando en ello.
HRL