Que nadie en América está contento con la situación es una obviedad, mal haría un club de esa envergadura en quedarse pasivo en el momento actual, que hay jugadores que están molestos con su situación también se toma como algo normal, y hasta sano es, está en ellos rebelarse y trabajar para aprovechar la oportunidad cuando llegue.
Los ocho partidos sin ganar generan alerta, pero dentro del club se ve con dos aristas, lo del torneo anterior ya no puede cambiarse, lo que pase en el actual torneo aún está en sus manos, eso sí, las dos derrotas han generado una gran inquietud, sobre todo la más reciente ante el Atlético de San Luis, donde hubo registros muy bajos.
Molesta que el equipo no haya tenido arrebato, porque los últimos minutos, más con empuje que buen juego, no son un parámetro al que pueda llamarse una reacción, en cambio, hay una preocupación por corregir y cambiar la dinámica de lo que pasó desde el inicio del partido hasta prácticamente el minuto 85.
También, se ha hecho un llamado a corregir situaciones que está en el equipo y en cada una de las personas que están en el campo y en la banca (cuerpo técnico incluido) por buscar terminar los partidos todos, porque las tarjetas rojas afectan en el momento y en el futuro inmediato. Hay que cuidar las situaciones que puedan llevar a una amarilla o roja, pero esto no quiere decir que se dejará de tener gallardía, se competirá como se debe, pero cosas como protestas o conatos que generen alguna tarjeta sí se pueden evitar.
El escenario es claro, vienen tres partidos en los que se espera una reacción por obligación y por la necesidad de enchufarse al torneo, hay que solucionar la fuga de puntos de manera inmediata, aún hay un margen de partidos bastante amplio como para corregir el rumbo y la siguiente semana con tres partidos (dos de visita uno de local), pueden marcar un punto de inflexión.
En cuanto al cuerpo técnico, más allá del clamor de las redes sociales, dentro del club se tiene claro que no se debe caer en precipitaciones, hay confianza, pero también exigencia, la misma con los jugadores, pues son ellos los que en la cancha deben responder y el entrenador ajustar conforme a los partidos lo demanden.
Los juegos contra Santos (Torreón), Mazatlán (Mazatlán) y Pachuca (CdMx) marcarán el punto de análisis de las formas y el fondo, el resultado es muy importante y se espera que todos den un paso adelante, porque habrá poco tiempo de trabajo entre uno y otro (sábado-miércoles-domingo) y es la calidad del equipo y un buen planteamiento y decisiones acertadas en el campo y en el banquillo lo que puede ayudar a la consecución de buenos resultados.
Hay optimismo en que mejore la confianza en el grupo, si se pierde, se verán los modos y las circunstancias de esa tentativa derrota para en caso de ser necesaria alguna medida poder aplicarse, por ahora, se ha pedido centrarse en un solo objetivo: redoblar esfuerzos para salir de esta situación. Todos a ello, que es lo que más les conviene a todos.
FCM