Carlos Reinoso llegó a México hace 50 años. El equipo fue a jugar un torneo amistoso en Chile en 1970. Ahí, la directiva azulcrema, que tenía en Panchito Hernández un hombre clave para la detección de talento, puso sus ojos en él.
Hubo un momento en el que parecía que el Santos de Pelé se haría con los servicios de Reinoso, pero la directiva americanista intervino de inmediato, se anticiparon y negociaron con el Audax Italiano (dueño de la carta de Reinoso) el traspaso del habilidoso mediocampista.
FOTO: Carlos Reinoso (Fototeca Milenio)
En aquella época en Chile no podían ingresar dólares americanos, pero los directivos azulcremas, se presentaron ante la dirigencia de Audax “y pagaron 20 mil dólares al conjunto chileno y otros 2 mil más para mí”, cuenta Reinoso y agrega: “Yo no quería venir a México, yo tenía un acuerdo para jugar con Santos, me compra América, vine y me enamoré de México y del América”.
Y ese enamoramiento de México fue literal, y se dio en otros aspectos, pues a Reinoso, además de su talento futbolístico, se le recuerda también su popularidad fuera del campo, y los romances que tuvo con artistas de la época como Verónica Castro, Lupita D’Alessio y Lucía Méndez, que le llevaron a un mundo de glamour.
FOTO: Carlos Reinoso (Fototeca Milenio)
Además, el propio Reinoso ha reconocido que vivió una situación delicada por el consumo de drogas, sustancias que le hacían abstraerse de su realidad, creerse inalcanzable y hacerle perder el piso. Fueron muchos años de excesos hasta que un día logró salir de ello y ha llegado a dar charlas para ayudar a personas que están inmersas en ese mundo.
Los grandes goles
El catálogo de Carlos Reinoso con la camiseta de América dejó jugadas para la hemeroteca, conducciones de balón, regates, driblings… era un futbolista que dirigía a las Águilas desde el plano cartesiano.
Entre los goles que más se le recuerdan al Maestro hay varios dignos de resaltar. A Enrique Vázquez del Mercado, portero del Atlético Español, le anotó uno desde media cancha. A
Ignacio Calderón le marcó uno de Rabona, en la Final de la Temporada 1970-71. “Los recuerdos para mí son imborrables. Eso es lo que uno le puede dejar a la institución. Yo no era goleador y justo en las finales que jugué siempre hacia los goles que nos daban los títulos, fueron cosas de Dios”, apunta el ex jugador chileno.
Reinoso fue un futbolista decisivo, uno de sus goles definió un título internacional sobre un grande del continente como lo es Boca Juniors. El que le marcó a los Xeneizes tuvo un valor extra, pues se ganó un auto nuevo por esa ejecución de tiro libre.
FOTO: Carlos Reinoso (Fototeca Milenio)
“Ese gol contra Boca fue uno de los que más disfruté como jugador, además me gané un coche por anotarlo. Unos días antes del partido don Guillermo (Cañedo) fue al entrenamiento, lo saludé y vi su carro, era un Le Barón nuevecito, le dije que era un carro muy bonito y me dijo ‘si metes un gol en el partido te lo regalo’ y cuando acabó el juego bajó, nos felicitó y me dio las llaves del carro”.
El legado futbolístico
Cinco décadas después el Maestro es uno de los nombres que más idolatra el aficionado americanista, sus gestas fueron transmitidas de generación en generación, de los padres a los hijos y éstos hicieron lo propio con los americanistas más jóvenes.
FOTO: Carlos Reinoso (Fototeca Milenio)
El túnel 8 del Estadio Azteca, el que desciende al campo del Coloso de Santa Úrsula, lleva su nombre. Así será hasta el final de los tiempos, porque Reinoso se ha hecho inmortal.
“Para mí es un orgullo, que la gente diga mi nombre y que me consideren una leyenda, que se sigan acordando de mí después de 50 años para mí es un orgullo. Yo admiro a la afición del América para mí lo más grande del América su afición”.