América despertó sabiéndose fuera de la zona de Liguilla, tenía la carta muy clara: debía ganar para regresar al grupo de ocho. Y el equipo del Piojo se lanzó como perro al hueso desde el inicio del partido. No estaba dispuesto a pasar apuro, así que empezó a presionar a los laguneros, se puso en ventaja, pero en el segundo tiempo se transformó de manera radical y le entró el miedo en el cuerpo. Ganó por 1-0, sigue en zona de calificación, pero deja muchas dudas.
Las Águilas salieron a presionar arriba, mordieron en los primeros minutos para lograr la posesión de la pelota y en cuanto la tenían en su poder se lanzaron a buscar el arco enemigo. No daban tregua y en los primeros 10 minutos ya se habían plantado muy cerca de Jonathan Orozco.
De hecho, el portero lagunero sacó un tiro raso de Ibargüen que amenazó con colarse, pero el arquero mandó a saque de esquina. Vino el cobró y Matheus Doria cargó a Guido, el árbitro, Jorge Isaac Rojas señaló sin pestañear al punto de penal. Era la ocasión que América estaba buscando para ponerse en ventaja y anotar su nombre de nuevo en los calificados a la Liguilla.
Aguilera acertó en el cobró, el central argentino es el especialista americanista en estos lanzamientos y ni el regreso de Castillo al once le ha quitado esa condición. Las Águilas tenían el partido donde querían y se perdieron el segundo en un desborde de Renato que centró para el chileno, pero Nico se quedó corto y no llegó al encuentro con la bola.
Eran los mejores minutos de los de Coapa que habían desdibujado a los laguneros. Siguió a lo suyo el conjunto americanista, consciente de que la ventaja era mínima y debían buscar más goles que también les sirvan en la tabla general. Una buena conexión entre Edson y Castillo, acabó con un remate de Roger que se fue desviado. América amenazaba frecuentemente y hacía lo posible por terminar sus jugadas.
Fue hasta pasada la media hora cuando Santos pudo encontrar un respiro, porque hasta entonces había sufrido mucho con la velocidad de Renato y un poco menos de Ibargüen. Los de Guillermo Almada encontraron una jugada en el 41’, cuando Arteaga desbordó por la izquierda y centró, pero Correa no pudo rematar porque antes llegó Sánchez y Marchesín se quedó con el balón.
Las Águilas se fueron al vestuario con una ventaja trabajada en los primeros minutos, pero con la misma tarea de mejorar en la definición para evitar algún predicamento.
El complemento fue más disputado, con más tensión e imprecisión de ambos equipos, América ya no era tan decidido, sino más cauto; mientras los laguneros si bien dieron pasos al frente tampoco se convertían en un equipo muy agresivo, solo en un tiro libre de Valdés que se fue por un costado.
América carecía de precisión, no encontraban sus volantes el timing para conectar con la gente de ataque. Roger andaba por las mismas, voluntarioso el colombiano, pero errático en sus decisiones. Y Castillo con muchos pasajes de frustración, porque no veía una pelota clara y cuando tuvo un rebote, el tiro se fue desviado.
El Piojo tiró de Mateus para tener más músculo en medio campo, porque Santos parecía coger valor, pero el panorama se aclaró con una acción revisada en el VAR y que acabó en roja para Abella. Luego la tensión regresó cuando Paul se fue expulsado. América se había partido, no había rastro del equipo del primer tiempo, el miedo al empate invadió a todo el equipo.
Se conformó América. Ganó de manera simple y llana, se mantiene en la zona de Liguilla, pero no puede sentirse satisfecho, los riegos de quedar eliminado aún están latentes. Esta tarde podría quedar calificado si Pumas y Cruz Azul ganan sus juegos; como sea, este América no convence, aunque el cierre del torneo le pone un partido a modo con Veracruz.