El árbitro Marco Antonio Ortiz pitó el final del Clásico Nacional y la algarabía apareció en el americanismo. En la cancha los jugadores celebraban, en el palco del equipo visitante también, ahí estaban jugadores como Bruno Valdez o el presidente Santiago Baños y otros directivos como Juan Manuel Navarrete, o el coordinador de fuerzas básicas Raúl Herrera. Todos aplaudieron la exhibición que dio el conjunto azulcrema.
En la cancha, América fue mejor sin discusión, solo tuvo dos lapsos de un minuto cada uno en los que permitió a Chivas tener un par de ocasiones, el resto del partido superó al Rebaño Sagrado sin discusión. Al final del partido, Santiago Solari estaba feliz, había ganado su primer Clásico como entrenador, algo que le faltó en España, lo saboreaba en México, pero también dejó una muestra de deportividad cuando se despidió de los jugadores rojiblancos.
En la sala de prensa fue sobrio, como lo ha sido en estos dos meses y medio que lleva en México, tiempo en el que ha empezado a consolidar una idea. Santiago Solari fue uno de los grandes ganadores del Clásico Nacional, porque era el partido en el que se iba a calibrar a su equipo, y el entrenador argentino lo planificó de muy buena manera.
De entrada, repitió por tercera ocasión una alineación, todo parece apuntar que si no hay una baja de juego, alguna lesión o una suspensión, ha encontrado el equipo ideal. Un equipo que mezcla bien tanto en defensa como en ataque, que ejerce una presión alta y repliega con rapidez, un juego de asociación en el que encuentra con facilidad líneas de pase y progresa con la pelota. Cuestiones que se trabajan con Solari a lo largo de la semana.
La gestión de Santiago empezó al cuarto para la una, con más prisa que con trabajo, pero con el paso de las semanas y los partidos su idea se ha ido asentando y el equipo empieza a fluir. En el campo solo ha perdido un partido, pero más allá de eso, su inercia va en ascenso, aunque sea paulatino, se ve que el equipo va hacia arriba y no dando tumbos. La hoja de ruta está clara y no se experimenta.
El rumbo de América ya era claro antes del Clásico Nacional, pero ella se sabe que ese partido demanda en lo futbolístico, en lo mental, y en entorno, hay que manejar las emociones del campo y las exteriores y eso lo hizo bien Solari, que mantuvo al grupo en lo suyo y él desde la sala de prensa también mandó el mensaje que transmitió desde el primer día: competir para ganar.
Si Chivas no compareció en el Akron, fue en gran medida por el despliegue de América, que recuperó con prontitud, que se asoció mejor y que tuvo un menor trato de pelota. En el campo lució mejor el cuadro de Coapa, pero el plan lo diseño Santiago Solari. Si había dudas Santiago ya las enterró. El entrenador argentino ganó el partido de mayor orgullo para el americanismo, que en estos días empieza a hacerse devoto del Solarismo.
RGS