Héctor Pulido se toma su tiempo en el teléfono: “Hay cosas que ya me cuesta trabajo recordar”, advierte con un tono bromista. El hombre que en su juventud y madurez se convirtió en el pulmón del Cruz Azul más ganador de la historia trata de digerir el momento tan complicado que atraviesa la Cooperativa; sí, esa empresa que lo ha tratado como uno de los suyos en los últimos 57 años de su vida.
“Son cosas que se sienten, dan tristeza, pero qué hace uno… solo esperar que las cosas se arreglen, por el bien de la Cooperativa, de la gente y del club, porque a nadie le gusta que pasen estas cosas. Sí, es muy triste, pero uno solo puede dar el apoyo moral y esperar a que todo se solucione”.
Desde los 20 años la vida de Héctor ha estado ligada a Cruz Azul. Fue jugador, campeón, ídolo y ahora leyenda; después del retiro tuvo un breve paso por el banquillo celeste y por mucho tiempo estuvo en la estructura de las fuerzas básicas. Él conoce bien a la familia Álvarez. Guillermo Álvarez Macías lo contrató y con Guillermo Álvarez Cuevas entabló una buena amistad, por eso desea que sus problemas legales se resuelvan.
“Yo los estimo mucho, porque ellos me aceptaron, me cobijaron mucho y confiaron en mí; somos amigos y hay una relación de mucho respeto, así los traté y así me trataron a mí. Uno siente que pasen estas cosas y ojalá todo se arregle y que llegue a su fin”.
ESOS TIEMPOS
Eran otros tiempos. En 1962 el joven Héctor Pulido, originario del pueblo de Numarán, Michoacán, fue reclutado por Cruz Azul para unirse a sus filas. En ese año La Máquina aún no existía como tal, el equipo estaba en construcción en la Segunda División y el pueblo donde estaba asentada la Cooperativa aún era conocido como Jasso.
“Yo estaba en La Piedad, jugamos una vez con Cruz Azul un partido amistoso y desde ahí me vieron, luego el señor Jorge Marik me buscó para platicar y me invitó a ir a Cruz Azul; me dijo ‘tranquilo, cuando termine el campeonato yo vengo para acá a buscarte’, allá a mi pueblo, en Numarán, y sí fue. Yo, la verdad, casi no le creí cuando hablamos, pero sí me lo hizo efectivo el señor”.
Fototeca Milenio
Este fue uno de los fichajes más importantes que Cruz Azul ha hecho en su historia. Aquel joven de 20 años dejó a La Piedad para mudarse a Jasso, Hidalgo; dos años después de su llegada, el 19 de enero de 1964, el equipo logró el ascenso a Primera División al golear al Zamora 7-1, combinado con la caída del Poza Rica ante el Orizaba.
“Estábamos en la cancha, cuando empezó a repiquetear la campana de la iglesia y sonó el silbato de la cementera, sabíamos que lo habíamos logrado, fue una gran emoción”.
De ahí empezó la época dorada de Cruz Azul. Cinco años después llegó el primer título de Liga y Jasso se convirtió en Ciudad Cooperativa Cruz Azul. Luego llegaron más campeonatos y la mudanza inevitable a la Ciudad de México para jugar en el estadio Azteca; entonces surgió La Máquina.
OCHO PULMONES
De niño le decían el Chácharas. Al pequeño Héctor se le podía ver en las calles de Numarán vendiendo diferentes objetos para sacar el sustento diario; sin embargo, ya como futbolista este apodo quedó en el olvido para darle paso al del Ocho Pulmones.
“A mí me decían el Chácharas, porque desde chico vendía muchas cosas en la calle, buscábamos cualquier cosa que se pudiera vender, así me decían en el pueblo, pero me cambiaron el apodo en Cruz Azul, ahí me empezaron a decir así, porque corría mucho, subía y bajaba. Yo jugaba en la media cancha, pero para mí no había puesto definido, donde me decían yo me ponía, el deseo de jugar y de triunfar era lo que me motivaba. Tenía que agradecer la oportunidad con mi mayor entrega”.
Fototeca Milenio
La historia ha ubicado a Héctor Pulido como el segundo jugador más ganador de Cruz Azul. En su carrera acumuló 12 títulos, uno menos que Fernando Bustos, y también es el segundo futbolista con más partidos en el club (496).
Sí, aquel joven desconocido que en 1962 salió de su natal Numarán para trasladarse a Jasso, nunca imaginó que ahí encontraría un hogar: “Gracias a Dios, con Cruz Azul marcamos una época imborrable”.
SIEMPRE TITULAR
En los cinco títulos de Liga que consiguió con La Máquina, Héctor Pulido fue inamovible en el mediocampo.
CON SELECCIÓN
Héctor Pulido fue seleccionado para los Juegos Olímpicos de México 1968 y luego para el Mundial de 1970.
EL HOMENAJE
En la Final del Apertura 2018, Héctor fue la leyenda del Cruz Azul que llevó el trofeo a la cancha antes del juego.
FCM