Monterrey humilla al Cruz Azul en la semifinal de Concachampions

Exhibido en la cancha, donde Monterrey lo goleó para avanzar a la final de la Concachampions, la afición de Cruz Azul empezó con el grito homofóbico que obligó a suspender el juego en dos ocasiones

Cruz Azul vs Monterrey (Mexsport)
Eduardo Espinosa
Ciudad de México /

La pobre exhibición que dio Cruz Azul en la cancha, goleado 4-1 (5-1 global) por un Monterrey tan superior y voraz, solo fue superado por la vergonzosa actitud de su púbico que desde los últimos minutos del primer tiempo y durante varios pasajes del complemento se dedicó a soltar el grito homofóbico, provocando que el partido se parara en dos ocasiones y los jugadores fueran al vestidor. Vergüenza total.

Y es que Cruz Azul se topó con su dura realidad: hoy por hoy no es candidato a nada. Rayados, quizá en la mejor versión que se le ha visto con Javier Aguirre, se aprovechó de un Cruz Azul tan desconcertante y frágil, cuyo aguante solo duró seis minutos, cuando hasta seis jugadores cruzazulinos se quedaron varados por sector izquierdo solo para contemplar como Maximiliano Meza, sin marca alguna, vencía a Sebastián Jurado para el 1-0.

Sí, el equipo del Vasco Aguirre anunciaba que no cuidaría la ventaja de la ida y Cruz Azul se animó al intercambio de golpes. Al 9’ La Máquina tuvo un tiro libre que en la que sacó una de esas jugadas ensayadas; Guillermo Fernández solo movió la pelota para que Orbelín arrastrara al centro y sacara un disparo violento que superó a Esteban Andrada para el 1-1.

Sin embargo, Rayados no abandonó la idea de ir al ataque. Al minuto 16 Duván Vergara recibió por sector derecho, se libró de Rivero y sacó un tiro colocado que hizo inútil el lance de Jurado. 2-1 al 16’ y Cruz Azul otra vez estaba en la lona, con la necesidad de tres goles.

El cuadro de Reynoso lo intentó y estuvo cerca de igualar con un tiro de Pol Fernández que Andrada escupió al centro, pero Santiago Giménez no logró empujarla.

Un empujón arbitral

El juego estaba roto. Cada llegaba daba la impresión de caer gol para cualquiera, pero conforme pasaron los minutos Monterrey se separó de manera definitiva.

Rayados apretaba para darle el último empujón a La Máquina… y lo logró al 23’, pero gracias a un terrible fallo arbitral. En un nuevo arribo rayado una pelota filtrada buscaba a Duván, pero Ignacio Rivero se barrió para cortar la pelota, la cual le quedó a Rogelio Funes Mori que con un disparo venció a Jurado. De manera correcta César Ramos lo anuló por fuera de lugar, pero el VAR lo llamó y se revirtió de manera polémica esta decisión. 3-1 y todo estaba liquidado.

Coraje y frustración

Tan rebasado estaba Cruz Azul en la cancha que en la tribuna su afición cayó en la desesperación y empezó a soltar el grito homofóbico en los minutos finales del primer tiempo, lo que obligó a que el juego se papara.

En el complemento Monterrey mantuvo la misma inercia, sabedor que la defensa de Cruz Azul era un cheque al portador. Después de algunas llegadas propias y una leve respuesta de La Máquina, llegó el segundo tanto de la noche Funes Mori. El 4-1 que sentenció el juego y la serie con global de 5-1.

Entonces comenzaron los gritos de manera constante. César Ramos paró al cuarto estruendo y mandó a los jugadores al vestidor siguiendo el protocolo. Para la reanudación las revoluciones en la cancha disminuyeron por parte de Rayados, mientras que Cruz Azul aspiraba a recortar, más por orgullo que por buen funcionamiento, la goleada.

En la tribuna no cesó la molestia. En cada despeje de Andrada hubo un grito que el estadio trató de ocultar con el sonido local. La Máquina fue un caos en la cancha y en las gradas, mientras que Rayados, con esta agradable versión, se alista para recibir al América por el título de la Concachampions.


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