No fue el partido más brillante ni el más espectacular del Cruz Azul de Pedro Caixinha, pero así como venían las cosas lo primordial era ganar sin fijarse en las formas. Porque a La Máquina le urgían los tres puntos y era casi inadmisible imaginarse un tropezón ante el primerizo FC Juárez. Pues bien, no falló, fue efectivo y ganó con cierta soltura por 2-0.
Era una victoria necesaria para tomar un respiro y descongestionar las críticas que ya se cernían sobre el equipo. Se logró, pero en el análisis se debe ponderar que no fue nada sencillo, es más, por momentos se vio opacado por el rival.
Y es que Juárez comenzó bien el juego, sin ningún tipo de titubeo o gramo de inferioridad. El equipo fronterizo se tiró por la iniciativa y generó las primeras aproximaciones de peligro. Amenazó con dos llegadas tibias, pero en la tercera acalambró a La Máquina por completo con un disparo -en un tiro libre- de Edy Brambila que se estrelló en el poste derecho de la portería de Jesús Corona; incluso, la pelota se paseó de manera dramática por toda la línea de gol para golpear en el otro poste y luego ser despejada.
El VAR confirmó que el balón nunca entró, pero a La Máquina le quedó claro que no podía ir sobrellevando el partido, así que debía meterse de lleno antes de verse superado en el marcador. Fue así que tomó el control, pero tardó en llegar con cierta claridad; pasados los 20 minutos vino el primer disparo a portería de Adrián Aldrete y de ahí un lapso en el que el juego fue trabado y soso.
Hasta el minuto 33 llegó la más clara de Cruz Azul en el primer tiempo cuando Elías Hernández sacó un disparo de larga distancia que obligó la estirada de Iván Vázquez Mellado; en el tiro de esquina que se originó de esa jugada Pablo Aguilar remató con libertad, pero por arriba de la portería de Juárez.
La Máquina tenía la posesión, pero tal como le ha pasado en este arranque de torneo le cuesta mucho trabajo generar en el último tercio de la cancha, por tal motivo la pelota parada era una opción que debía capitalizar, y estuvo cerca cuando en un córner Caraglio peinó a segundo poste, justo a la llegada de Julio Domínguez que sacó un remate muy forzado que fue a dar sin problemas a las manos de Collado.
El primer tiempo ya no dio para más, incluso antes de que éste concluyera se ensució con las reiteradas faltas cometieron ambos equipos que se fueron con la igualada al vestidor.
En el arranque del complemento Juárez asumió la misma iniciativa del inicio del juego; Darío Lezcano probó de larga distancia, pero Corona recostó bien para quedarse con el esférico. Los primeros minutos fueron para el visitante que la circuló a placer, aunque careció de mayor profundidad.
La Máquina necesitaba un revulsivo, razón por la que Caixinha quemó su primer cambio al sacar al inadvertido Elías Hernández por Édgar Méndez. Y a los pocos minutos de haber ingresado al campo el español estuvo a punto de abrir el marcador hasta en dos ocasiones. En la primera recibió un trazo largo de Juan Escobar, controló y se perfiló, pero justo cuando sacó el disparo se atravesó la pierna salvadora de Elio Castro. A la jugada siguiente de nuevo remató a portería, pero en el fondo Vázquez Mellado se quedó con la pelota.
Cruz Azul ya se había sacudido el dominio de Juárez y para tratar de desequilibrar más el juego Caixinha mandó a Orbelín Pineda por Escobar. Al 64' La Máquina por fin pudo capitalizar una de sus llegadas. En una acción muy forzada la pelota quedó en el corazón del área, ahí se apresuró Alvarado para tomarla sin marca, quitarse fácilmente al portero y mandarla a las redes.
El conjunto celeste ya ganaba y ahora debía mantener la concentración para evitar un desaguisado como el que le sucedió ante Toluca. Mantuvo el control de la pelota y en una jugada a balón parado, al 73', Pablo Aguilar aprovechó la floja marca para alzarse y conectar un sólido cabezazo que significó el 2-0.
El juego estaba finiquitado, incluso el equipo celeste se vio relajado y comenzó a tocar mejor la pelota. A La Máquina le bastaron pocos pasajes de buen futbol para imponerse a un Juárez que fue enjundioso, pero muy limitado. Los tres puntos desinflan la bolsa de presión que ya se sentía en los terruños celestes y le da a este equipo una gran dosis de tranquilidad para trabajar de cara a lo que viene en la competencia.