A veces, solo es necesario unas cuantas semanas para que la realidad gire 180 grados. Sí, porque hace casi un mes, Cruz Azul peleaba por el título de Liga, mientras que Chivas alistaba su participación en el Mundial de Clubes luego de un semestre desastroso. La historia es bien conocida, ni La Máquina fue campeón y ni El Rebaño tuvo un papel decoroso, es más, todo lo contrario.
Pero un mes después, aquel Cruz Azul que se había mostrado sólido y poderoso hoy luce desorientado y dubitativo, muy lejos de lo que se esperaba para este arranque de temporada, en la que se suponía iría por todo de nueva cuenta con todo el arsenal que contrataron; en cambio, esas Chivas que parecían enfilarse al precipicio por las bajas que tuvieron, están firmes y lucen bien, con ganas de dar mucha pelea.
El Rebaño ganó con autoridad por 1-0, porque entiende muy bien su idea de juego, algo que caracterizó a La Máquina el torneo pasado, pero que ahora ha extraviado. Sí, Cruz Azul ha perdido la chispa. El equipo de Pedro Caixinha no tiene el brío del semestre pasado; se nota duro, pesado, con poco descaro y arrebato; así, sencillamente, no puede ser el protagonista que todo mundo espera. Un punto de seis posibles, muy lejos de lo que se esperaba.
En cambio, se nota una mejor versión del Rebaño, más compacto y sólido en todas las líneas, sin el caos que lo gobernó en todo el Apertura 2018. Este comienzo perfecto, con una primera semana inmaculada tanto en Liga y Copa da la sensación de que puede ser el presagio de –por fin– una buena temporada.
LA VIDA SIN MARCONE
Y eso que Cruz Azul trató de sacudirse la pobre exhibición de la jornada inaugural ante Puebla, así como el mazazo de la inesperada salida de Iván Marcone. Para solucionar lo primero, Pedro mandó de arranque al uruguayo Jonathan Rodríguez en lugar de Édgar Méndez, y para tapar el hueco de Iván en la contención, el portugués apostó por Javier Salas.
Pero el problema que presenta La Máquina en este arranque de temporada no tiene que ver con la presencia del argentino; sí, su aporte y jerarquía en el mediocampo nadie lo cuestiona, pero ahorita el cuadro celeste le falta empuje en el último tercio de la cancha; es monótono y predecible.
Eso lo aprovechó Chivas, que desde un principio se plantó para contener y buscar el contragolpe. Así tuvieron sus primeros avisos, sin tanto peligro, pero con más determinación que el local. Del primer tiempo no se puede hablar grandes cosas porque no las hubo, pero sí marcó con exactitud el guion que gobernaría el juego.
EL ARREBATO ROJIBLANCO
Y apenas arrancando el complemento, Chivas –jugando a lo suyo– tejió la primera de peligro, pero ahogándose de nueva cuenta en la zona de definición.
Cruz Azul respondió casi de inmediato con un disparo de media distancia de Elías Hernández, que obligó una buena atajada de Raúl Gudiño. La Máquina buscaba constantemente al extremo derecho, ante la poca participación de Cauteruccio y Jonathan Rodríguez.
Por tal motivo Pedro sacó Caute y le dio juego a Milton Caraglio; el argentino entró voluntarioso, incluso encontró las redes en un remate con la cabeza, pero el tanto se le anuló por fuera de lugar; el siguiente movimiento del cuadro celeste fue la salida del Jonathan y el ingreso de Méndez.
Cruz Azul tenía el dominio, pero Chivas no dejaba de ser peligroso a la contra y a balón parado; es más, en un tiro de esquina, Jair Pereira de nueva cuenta pescó la pelota en el aire y con un potente cabezazo obligó una atajada de Corona.
Cada uno a lo suyo: La Máquina con la tenencia de la pelota y la carga de buscar el partido, mientras que El Rebaño se veía sólido y cómodo esperando el momento de cachar alguna opción al contragolpe.
Fue así que al minuto 79, Guadalajara encontró la opción que buscaba. Armaron con paciencia la jugada, llevando el balón de un lado al otro hasta que Carlos Cisneros levantó la cara y mandó el balón al corazón del área donde apareció sin marca Ronaldo Cisneros –de recién ingreso– para adelantarse a Corona y mandar la pelota a guardar. 1-0, Chivas anotaba el tanto del triunfo.
Y sí, porque aunque Cruz Azul intentó empujar, se vio muy corto en sus intentonas. Esta claro que este equipo ha perdido chispa, que el arranque le está costando de sobremanera, pero queda un mundo de torneo para rectificar y volver al estilo del semestre pasado.
En cuestión de semanas la realidad cambió para ambos. Hoy Cruz Azul vive inmerso en las dudas, mientras que El Rebaño empieza a emocionarse con un buen torneo.