Pocos directores técnicos en la Liga BBVA crean equipos tan efectivos y con recursos limitados como lo ha hecho Guillermo Vázquez con su Necaxa.
No tiene la vitrina más impresionante (un título de Liga y una Copa MX), pero no se puede negar el trabajo que ha hecho con los Rayos, a quienes tiene como líderes del torneo con 24 puntos y una plantilla de 27.60 millones de euros, la quinta cifra más baja del torneo.
Para darnos una idea de la dimensión de lo que han logrado en 11 jornadas, basta ver a Monterrey y Tigres, los clubes con las más altas nóminas (84.10 y 74.90 millones de euros respectivamente), que hoy en día están por debajo de las expectativas: los felinos son sextos con 20 unidades, en tanto Rayados está en el decimocuarto lugar con 16 puntos y la directiva le dio las gracias a Diego Alonso y regresó a Antonio Mohamed.
Con una producción de 26 goles a favor y 16 en contra, la regla de participación de menores cumplida y tener a Mauro Quiroga (8) y Maximiliano Salas (6) dentro de los diez mejores goleadores del torneo, Vázquez Herrera ha cimentado un trabajo sólido que no recibe tantos reflectores en comparación a otros clubes.
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Al frente de dos grandes
Memo inició su carrera en los banquillos en 2006 cuando tomó las riendas de Pumas (el club donde pasó buena parte de su trayectoria como futbolista) tras el cese de Miguel España y terminar el torneo Clausura con dos triunfos, la misma cantidad de empates y un revés, además de un 1-1 frente al Nacional uruguayo en la Copa Libertadores, antes de estar bajo las órdenes de Ricardo Ferretti como auxiliar técnico.
Tuvieron que pasar cuatro años para que Vázquez tuviera una oportunidad como timonel de Universidad Nacional, y tomó su rol con un gran papel, al ser uno de los artífices del último título liguero para el club (Clausura 2011), hazaña que consiguió en su segundo torneo.
Sin embargo, los dos siguientes torneos los números no estuvieron de su lado y, ante la negativa de la directiva por fichar refuerzos en pro de su proyecto, Memo Vázquez decidió renunciar.
Su trabajo con los universitarios le abrió las puertas en Cruz Azul, equipo al que revitalizó y terminó con su sequía de 15 años sin un título oficial, al ganar la Copa MX del Clausura 2013, pero ese semestre es más recordado por caer en la final ante América, después de aventajar con dos goles, permitir el empate y sucumbir 4-2 en la tanda de penales.
Los malos resultados que vivía Pumas desde su salida, le permitieron volver al conjunto auriazul, al que volvió a imprimir su sello.
Para el Apertura 2015, los universitarios se quedaron con el liderato general (35 puntos), fueron la mejor ofensiva (37) y la mejor defensiva (20), además de que llegaron a la final, donde cayeron ante Tigres en los penales (4-2), pese a que lucharon durante el tiempo reglamentario con un agónico empate a cuatro tantos.
El siguiente torneo fue destituido ante tibios resultados y la eliminación en cuartos de final de la Libertadores.
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Un Necaxa a su estilo
Después de un infructuoso paso por Veracruz (marcado por las diferencias con Fidel Kuri y su posterior salida), se le presentó la oportunidad de dirigir a Necaxa, un equipo que venía de uno de sus peores torneos con Marcelo Michel Leaño como su entrenador, con 14 puntos.
Los Rayos, un equipo que desde su ascenso en 2016 se ha acostumbrado a buscar mucho con poco (como prueba están los destacados desempeños y posteriores ventas de jugadores como Edson Puch, Carlos González, Brian Fernández y Marcelo Barovero, entre otros), quedó con el estilo de Guillermo y, aunque le costó a algunos de sus jugadores adaptarse a su nuevo entorno, hoy en día han establecido su futbol y su nivel se ve en los resultados.
Las adiciones de Maximiliano Salas (O’Higgins), Mauro Quiroga (Curicó Unido), Rodrigo Noya (Alebrijes), Jesús Angulo (Tijuana) y Juan Delgado (Tondela), sumados al talento que ya se contaba, no fueron tan mediáticos como en otros equipos, pero sí han superado las expectativas y, combinados con la filosofía de Memo por ser ofensivos y siempre buscar la pelota, los tiene como un equipo que lucha por los primeros puestos e incluso compite por quedarse con el trofeo.