Pasadas las 17:00 de ayer, aterrizaba en la Ciudad de México un avión procedente de París con un campeón del mundo a bordo:Florian Thauvin, fichaje bomba de los Tigres.
Cual buen driblador, burló a la prensa que lo esperaba en la salida principal de la terminal 1 y usó un escape alterno para moverse sin contratiempos a la terminal 2 y de ahí enlazar su vuelo con destino a la ciudad de Monterrey… pero ahí el marcaje personal iba a ser distinto.
Eran las 19:00 horas, faltaban escasos 30 minutos para abordar y finalmente el volante francés hizo acto de presencia. El primero en acercarse fui yo, muy amablemente Florian accedió a una foto para después regalarme unas palabras: “Muy contento, México es hermoso. Estoy feliz”. Después, conforme se acercaba a la sala, la gente comenzó a rodearlo para pedirle fotos, autógrafos y vídeos, a lo cual Florian accedió muy amablemente con un español bien hablado, pero mejor entendido.
Luego de atender a toda la gente que se acercó, Thauvin me presentó a las tres personas con las que viajó desde Paris: su abogado, su manager y un camarógrafo de un medio francés, (también de nombre Florian) al que le fue encomendaba la tarea de filmar su llegada a tierra azteca.
“Gignac es mi hermano, le voy a dar muchos pases de gol, va a hacer quince goles, campeón de goleo” me confesó.
Después de un vuelo de una hora, finalmente Florian llegó a su destino, Monterrey, al bajar del avión no dudé un segundo en comenzar una transmisión en vivo por Facebook, y el ex Marsella seguía atendiendo amablemente a todo aquel que se le acercara para pedirle una foto y mientras el caminaba, yo charlaba con él, con una plática muy natural, tan genuina que parecía que lo conocía de años, eso habla de su gran calidad humana, pero lo más increíble estaba por venir…
Florian y gente del club Tigres realizaban sesiones de fotos y entrevistas cuando a fuera una multitud de medios y afición de Tigres acechaban la llegada de la bomba francesa, y así fue, un caos total, una aglomeración que solamente se pudiera comparar con la llegada de André-Pierre Gignac en el aquel 2015.
No cabía un alfiler, Florian estaba entre asustado y sorprendido de ver a tanta gente recibiéndolo, en una noche mágica, única y caótica.
MGC